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Conoce cómo cuidar la piel desde adentro

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El secreto para lucir una piel radiante no son las cremas ni las inyecciones; el verdadero secreto de la belleza reside en el intestino, según Whitney Bowe, dermatóloga, microbióloga e investigadora internacionalmente reconocida, quien trabaja en Nueva York. Hay que cuidar la piel desde dentro.

Además de graduarse ‘cum laude’ en Biología Molecular por la Universidad de Yale y graduarse en Medicina como la mejor de su clase en la Universidad de Pensilvania, Bowe es doctora en dermatología. Sus conocimientos sobre la relación entre la piel y la nutrición, la han convertido en una de las dermatólogas más solicitadas de Estados Unidos.

Los últimos hallazgos científicos revelan que el variado grupo de microorganismos que pueblan el intestino y la piel, conocido como microbioma. Determinan aspectos como el aumento o la pérdida de peso, las enfermedades autoinmunes, las funciones cerebrales y la calidad dérmica, según Bowe.

Desde este enfoque, esta doctora, propone en su libro ‘Piel radiante, intestino sano’, un programa de tres semanas, basado en la alimentación y el control del estrés. Considera al intestino el camino más directo para lucir una piel fantástica y transformar el cuerpo, por dentro y por fuera.

“Lo más importante que hay que hacer durante la primera semana de este plan de salud y belleza de 21 días, consiste en librarse de los alimentos y bebidas que atentan contra la piel. En su lugar, comprar aquellos que alimenten, tanto a nuestra piel como a nuestro organismo”, según la doctora Bowe.

“Es posible que parezca agobiante cambiar la dieta de la noche a la mañana, pero si nos lo planteamos pasito a pasito, no parecerá tan difícil”, asegura.

Depurar la alacena para limpiar la piel

Bowe recomienda “desalojar” de nuestra alimentación:.

Todas las formas de carbohidratos refinados y procesados, azúcares y alimentos envasados. Por ejemplo eliminar las patatas, las galletas, las tortitas de arroz, la pastelería, las mermeladas, los tentempiés azucarados, las conservas, el kétchup, los zumos vegetales, los refrescos, los siropes, los fritos y las barritas energéticas.

Suprimir los edulcorantes artificiales, incluyendo los de los aliños para la ensalada, los productos de panadería y confitería, los tentempiés procesados, los alimentos dietéticos y sin azúcar, y los cereales para el desayuno, los tés y refrescos ‘light’.

Dejar la leche de origen animal y los helados.

No tomar grasas procesadas, incluyendo la margarina, la manteca vegetal y algunos aceites vegetales (soja, maíz, algodón, colza, cacahuetes, cártamo, semilla de uva y de girasol).

Comidas y bebidas aliadas de la dermis

La autora aconseja sustituir estos productos por los siguientes:

Frutas y verduras: incluyendo bayas, plátanos, naranjas, uvas, manzanas, aguacates, limas y limones, mango y sandía, así como espinacas, cardos, kales, espárragos, tomates, calabazas y zanahorias.

Incorporar las proteínas como el pescado (especialmente salmón, bacalao negro, caballa, trucha, sardinas, lubina o atún), el marisco (gambas, cangrejos, langosta, mejillones, almejas), las aves (pollo, pavo, pato), el buey, la carne de caza, el tocino y las legumbres (lentejas, guisantes, judías secas).

También indica que se deben consumir las grasas saludables: huevos, omega3, aceite de oliva virgen extra, aceite de coco, mantequilla, chocolate negro, aguacates, frutos secos y semillas o mantequillas de frutos secos.

No olvidar en la dieta los granos: arroz integral o salvaje (no blanco ni refinado), quinoa, pan de semillas y multicereales, cebada y avena (en copos, de cocción rápida o en trozos gruesos).

Incorporar a la ingesta: hierbas frescas y secas, aliños, especias y condimentos puros, como la mostaza, el rábano rusticano, el vinagre balsámico, y salsas sin azúcares añadidos ni aceites procesados.

De la panadería nos interesan los ingredientes sanos: harina de almendras, polvo de coco sin edulcorantes, extracto de vainilla, canela, pepitas de cacao descascarillado y gotas de estevia de vainilla.

Para endulzar, usemos los naturales: jarabe de arce, miel, estevia, azúcar de coco, azúcar morena y sin refinar.

También contribuyen a la salud los probióticos: yogur con cultivos activos vivos, kéfir, sauerkraut, kimchi, encurtidos y quesos madurados y tiernos, como el gouda y el suizo.

Y los prebióticos: achicoria, ajo, espárragos, cebollas, hojas frescas de diente de león, berzas, puerros y jicama.

Convenientes las bebidas de origen no animal sin edulcorar (de almendras, de coco y semillas de lino), té, kombucha y vino tinto.

Claves para motivarse y cambiar la dieta

“Los cambios en el estilo de vida, pueden ser especialmente difíciles para mucha gente. Para cada persona hay una estrategia que funciona. La mayor motivación para modificar la dieta, proviene de observar en uno mismo los cambios y beneficios para piel que se producen cuando uno se adhiere al plan de tres semanas”, señala la doctora Bowe a Efe.

“Mi experiencia con miles de pacientes a lo largo de los años me demuestra que cada cambio en la dieta puede parecer algo difícil al principio. Pero cuando la personas se despierta con una piel más sana y menos inflamación, siente que su cuerpo está fuerte, su mente está más aguda y tiene más energía de la que tenido en años. ¡Esto la motiva a seguir adelante con el plan!”, asegura.

“Cuanto más se adhiera una persona al plan de 3 semanas, más rápido alcanzará sus metas y verá los resultados. Pero si al comenzarlo se siente abrumada, puede tomarlo con más lentitud y hacer cambios dietéticos más pequeños y uno cada vez”, señala.

“Es importante vaciar de entrada los armarios de la cocina y la despensa de alimentos procesados ​​y refinados, cargados con azúcar innecesario y bajos en fibra. Si los vemos en un momento de debilidad podemos caer en la tentación de ingerirlos. Aunque también hay que abastecerse de alternativas alimenticias saludables para la piel”, señala Bowe.

“Si tuvo un mal día y no siguió el plan, tome nota de cómo ese abandono impactó en su piel y en su ánimo. Su mente nublada, la sensación de fatiga y las erupciones cutáneas le recordarán que vale la pena retomar el rumbo. Entonces perdónese y vuelva al programa”, enfatiza esta dermatóloga.

“Recuerde que somos humanos y nadie es perfecto. Sea amable consigo mismo y abrace el viaje. Imagine lo bien que se sentirá y lo bien que lucirá cuando haya transformado su piel y se sienta más delgado, saludable y poderoso, al finalizar el programa. ¡Vale la pena el esfuerzo!”, concluye Bowe.

Fuente: EFE

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