Pandemia: ¿oportunidades para las trans o trabajos que nadie quiere? - N Digital
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Pandemia: ¿oportunidades para las trans o trabajos que nadie quiere?

Madrid, (EFE).- Un terremoto laboral, calles vacías, abrazos prohibidos. La pandemia de coronavirus está dejando situaciones inéditas en todo el mundo y, como en toda crisis, está golpeando doblemente a los más vulnerables.
Sin embargo, de la necesidad surgen estos días oportunidades a grupos minoritarios, como ofertas de empleo que en condiciones normales nunca habrían llegado.
El colectivo trans es una de esas minorías que se ha visto beneficiada por las atípicas circunstancias en las que la oportunidad laboral ha llegado, aunque no se sabe si para quedarse. La cubana Kim y la costarricense Brittany son dos ejemplos de ello.
Ambas encontraron trabajo en mitad de la pandemia después de dos años viviendo en España, un país habitual receptor de personas trans de todo el mundo, con un marco normativo protector, además de programas y asociaciones de apoyo.
“Aún así muchas personas están ahora en vulnerabilidad, porque todos los trámites están paralizados”, explica a Efe Manuel Ródenas, abogado especialista en diversidad afectivo-sexual.

EL TRABAJO QUE NADIE QUIERE
Según el informe anual de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), el 68% de los países europeos ofrecen una “amplia protección contra la discriminación por orientación sexual”, mientras que en América Latina este porcentaje es del 33%.
Las cifras dan una idea de cómo debían afrontar Kim y Brittany la vida en sus países de origen, con un mayor nivel de vulnerabilidad incrementado ahora por la pandemia.
“Todo esto sería peor si estuviera en Cuba, porque nuestra situación allá es muy difícil; en España hay libertad, en mi país no”, dice Kim, al tiempo que Brittany reconoce que ha pensado en cómo hubiera sido pasar una circunstancia así en Costa Rica: “creo que muy mal, no sé qué habría hecho”.
Sin embargo, “durante la pandemia se están dando más oportunidades laborales a ciertos colectivos como las personas racializadas o los migrates”, señala Jorge Guerra, encargado de Empleo en Rescate Internacional, ONG que atiende a personas refugiadas, víctimas de conflictos, violencia y desastres naturales en sus países de origen y destino.
Y “dentro de la población trans se dan dos paradojas, la contratación en profesiones más demandadas en la pandemia, pero también expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE) o despidos”, explica.
Kim consiguió trabajo en una residencia de ancianos, uno de los grandes focos de fallecimientos por COVID-19 en España. Una suplencia como gerocultora para cuidar a los mayores.
“Lo pasé muy bien, no sufrí ningún ataque de homofobia, pero se acabó la suplencia y otra vez estoy sin trabajo. Me dijeron que en el futuro quieren contar conmigo, pero hay que esperar”, indica.
A pesar de estar agradecida por el contrato, es consciente de que la oportunidad le ha llegado “porque no había nadie que quisiera” trabajar en primera línea de combate a la enfermedad.
“Creo que se está contratando gente trans porque nadie lo quiere hacer, a mí me han llamado de las residencias en las que antes siempre estaba en suplencia”, expresa quien sabe lo difícil que es encontrar un empleo siendo trans: “buscar trabajo es muy complicado porque cuando te ven, no te dan el empleo”.
“Es muy duro porque cuando miran el documento de identidad es cuando se dan cuenta, ven mi nombre no sentido, el masculino, es un impacto fuerte, puro rechazo”, se lamenta.

EL SITIO AL QUE NADIE QUIERE VOLVER
Englobar a toda la comunidad trans bajo la etiqueta de la prostitución sería muy “injusto”, afirma Guerra, quien recuerda que esta población “no es tan homogénea como se puede pensar”.

“Es muy difícil hacer una fotografía de la realidad laboral de las personas trans en España porque no hay datos, pero sí es cierto que tienen una tasa de desempleo muy elevada respecto a población general y la realidad laboral pasa por empleos precarios, irregulares y muchas veces de trabajo sexual”, reconoce.
Es la experiencia de Britanny, una costarricense de 33 años que desde los 10 supo que su género era femenino y que tras cuatro viajes a España consiguió quedarse.
“Me empecé a dar cuenta cuando tenía diez u once años, fue muy frustrante en la escuela, en el colegio…”, rememora.
Por todo ello, terminó “en la calle”: la “única opción que uno puede tener porque te discriminan por ser transexual o de la comunidad LGTBI”, se lamenta.
Durante el tiempo en el que se vio forzada a ejercer la prostitución sufrió todo tipo de violencia y acabó tres veces en el hospital con graves heridas de bala.
“Lo recuerdo y se me para el cuerpo, no quiero pasarlo más en mi vida, es algo fatal, se pasa hambre y una puede correr riesgo de morir, yo sufrí demasiado los primeros meses, estuve tres veces entre la vida y la muerte, me mandaron al hospital, te agreden a cada rato, te quitan el dinero y la policía no hace nada”, asegura.

UN FUTURO PARA LAS TRANS
“Psicológicamente no estaba bien, no podía dormir, no podía andar en el día, en la noche, porque solo había problemas y problemas, me moví sola acá a este país y busqué ayuda”, cuenta Britanny sobre cómo encontró a Rescate Internacional.
Después de tanto sufrimiento, su vida encontró un final feliz, de los muchos que están aun por llegarle. Antes de la pandemia, encontró un curso remunerado de asistente de peluquería y entretanto le llegó otra sorpresa.
Una productora pidió a la ONG un listado de las mujeres a las que asistían para un casting de la serie La Veneno, que los directores Javier Ambrossi y Javier Calvo, conocidos como Los Javis, estaban preparando sobre la transexual española Cristina Ortiz.

“Pensaba: ¿voy o no voy?. Porque yo he estudiado, he querido hacer de todo y nunca me esperé hacer de actriz, pero fui y me dieron un papel”, dice con una sonrisa.
Durante el rodaje, parado ahora por la pandemia, encadenaba jornadas de trabajo de quince y veinte horas para poder combinar la serie con el curso de peluquería.
“Nunca he tenido trabajo, nunca he tenido estas oportunidades, y así se me presenten veinte oportunidades, las veinte las voy a saber aprovechar”, asegura.
Y es que esta mujer tiene claro que hará cuando pase la pandemia: “salir adelante, España ha sido un gran apoyo para la comunidad trans, donde si tú estudias, tú trabajas, aquí no necesariamente a una le insisten a ir a la calle, yo voy a seguir buscando oportunidades, a que se me abran más puertas y a seguir con mis proyectos”.

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