Londres,(EFE).-La protesta en Londres por la muerte del afroamericano George Floyd en Estados Unidos derivó la tarde de este miércoles en escenas de tensión con la policía frente al 10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro británico, Boris Johnson.
Al menos dos manifestantes forcejearon con los agentes que custodiaban las puertas de esa calle, cerrada al tráfico por una verja metálica, y uno de los policías recibió un puñetazo, según imágenes divulgadas por la cadena “Sky News”.
En torno a treinta policías, vestidos con su uniforme habitual y sin equipos de protección especial, formaron una barrera para contener a la multitud de cientos de personas que se agolpaba en la avenida Whitehall con carteles en los que se leía “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”, en inglés).
Horas antes, miles de personas se habían concentrado en el céntrico Hyde Park para condenar el racismo y expresar solidaridad por la muerte de Lloyd, que falleció después de que un policía estadounidense lo inmovilizara poniendo la rodilla sobre su cuello durante varios minutos.
Durante la tarde, algunos agentes de la policía londinense se arrodillaron al paso de la manifestación, en señal de solidaridad con las reivindicaciones de los manifestantes, si bien ya ante Downing Street ninguno de los policías se unió a la multitud cuando se arrodilló.
La policía rodeó además el Cenotafio, monumento a los soldados británicos caídos en combate, sobre el que se habían subido algunos manifestantes, antes de que la multitud comenzara a dispersarse de la avenida Whitehall.
Johnson se declaró hoy “asqueado” por lo que “le ocurrió” a Floyd y aseguró que el racismo “no tiene lugar” en la sociedad.
Cuestionado por la gestión de la crisis en Estados Unidos por parte del presidente del país, Donald Trump, afirmó: “Mi mensaje al presidente Trump y a todos en los Estados Unidos desde el Reino Unido es que el racismo -y esto es una opinión que creo que comparte la aplastante mayoría en el mundo- no tiene lugar en nuestra sociedad”.