La disfagia implica, para las personas que la padecen, dificultades para formar en la boca el bolo alimenticio (la porción de alimento que se debe tragar) o para desplazar los alimentos o los líquidos desde la boca hasta el estómago. Lo explica Laura González, responsable de nutrición y salud de Nestlé.
“Esta dificultad para tragar está causada por enfermedades que provocan un mal funcionamiento de la lengua o de los músculos de la garganta y el esófago, como un accidente cerebrovascular, la presencia de tumores o masas en la garganta, la enfermedad de Alzheimer o la de Parkinson”, afirma.
Añade que en el caso de las personas mayores esto puede deberse a otros factores como la producción escasa de saliva o lesiones en la lengua o encías.
La disfagia, como apunta la nutricionista, puede provocar desnutrición y deshidratación, además de problemas de seguridad si el alimento se va hacia el pulmón en lugar de al estómago, con el riesgo de producir una neumonía por aspiración.
Por eso es importante un diagnóstico precoz y un plan de cuidados específicos. Entre sus señales de alerta están la tos, el atragantamiento o el carraspeo, entre otros.
Qué comer y qué no
En cuanto a la alimentación, señala que lo más importante es modificar la consistencia de los alimentos y los líquidos y tomarlos en pequeñas cantidades para tragarlos más fácilmente.
“Es importante triturar y pasar por el chino los alimentos para que tengan una textura uniforme; así evitamos la presencia de grumos, huesecillos o espinas. Además, siempre que se pueda, conviene ingerirlos en el momento , ya que en cada recalentamiento se pierden vitaminas”, aconseja.
También es importante, como subraya, no añadir más líquido del necesario en el triturado, ya que esto podría reducir su valor nutritivo. Por ello, para conseguir texturas más suaves, recomienda añadir leche en lugar de agua.
En cuanto a los alimentos a evitar, asegura que no se deben ingerir aquellos que sean pegajosos, como la leche condensada, que puede pegarse al paladar, ni las frutas y verduras con semillas o pepitas que no pueden separarse, como en el kiwi.
La ingesta de líquidos en personas con disfagia
Como explica González, “una correcta hidratación en situaciones de disfagia no es tan fácil, ya que no pueden ingerir agua u otros líquidos de forma natural”.
Los consejos de la experta son “espesar los líquidos con espesantes de venta en farmacia o utilizar bebidas desarrolladas para este colectivo de personas, como son las aguas gelificadas en textura puding”.
Recalca que las gelatinas no son una opción adecuada en caso de disfagia a los líquidos y deberían de evitarse. De la misma manera, tampoco deben ingerirse líquidos con pulpa, como los zumos de naranja sin colar, y la horchata, ya que las pielecitas pueden quedar retenidas en la garganta.
Hábitos alimentarios
La nutricionista afirma que lo ideal es administrar los alimentos y líquidos en pequeñas cantidades y comer lentamente.
“Se pueden usar cucharas de postre, y es recomendable elaborar platos que en poca cantidad aporten muchos nutrientes. Son muy útiles los purés y papillas enriquecidos en vitaminas, proteínas y minerales”, explica.
Además de alimentos ricos en proteínas, tampoco hay que olvidarse de la fibra, que favorece la actividad intestinal y evita el estreñimiento. La encontraremos en las frutas, las verduras y los cereales integrales.
Otros consejos de la nutricionista son: cuidar la presentación de la comida para que los platos resulten apetitosos, servirlos a la temperatura adecuada, variar a menudo los alimentos para no caer en la monotonía, evitar las distracciones durante la comida, no acostarse inmediatamente después y cepillarse los dientes siempre al terminar”.
Fuente: EFE