Buenos Aires.- Con una marcha atrás en la apertura de diversos comercios y el cierre de varias estaciones de tren en Buenos Aires, por el aumento de casos de coronavirus, Argentina se adentra en una nueva extensión de su cuarentena, que durará hasta el 7 de junio y que centra la mirada en el crecimiento de contagios en los barrios más pobres de la ciudad y su populoso cinturón urbano.
Al terminar esta etapa, que será mucho menos rígida en las provincias que ya no registran contagios, el país habrá cumplido 80 días de aislamiento social, decretado el 20 de marzo.
Desde el 3 de marzo, cuando se detectó el primer caso, y según los datos oficiales, Argentina ha registrado 12.628 personas con COVID-19, de las que 471 fallecieron y 4.167 se han recuperado, pero ha sido en la última semana cuando la curva de contagios ha comenzado a acelerarse.
Hasta ahora, se han realizado 136.662 test diagnósticos, lo que equivale a 3.011,7 pruebas por millón de habitantes.
EL GRAN BUENOS AIRES, EL MÁS PERJUDICADO
Sin duda, el Área Metropolitana de Buenos Aires, que integra la capital y los 40 municipios de la provincia bonaerense que la rodean y donde viven unas 13 millones de personas, es la más afectada, con una rápida propagación en los barrios populares -villas miseria-, donde a la pobreza se suman las condiciones de insalubridad y hacinamiento.
“Lo primero que debe enseñarnos la pandemia es que vivimos en un país injusto, y que ahora nadie tiene excusa de decir ‘no me di cuenta’, porque todos lo hemos visto”, aseveró este martes el presidente de la República, Alberto Fernández, en un acto en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
El mandatario, que llegó al poder en diciembre pasado, se refirió en especial a Villa Azul, un barrio pobre ubicado en los municipios bonaerenses de Quilmes y Avellaneda, que ha quedado aislado por un cordón policial después de detectarse gran número de contagios.
Según afirmó Fernández, una calle divide al barrio en dos: un lado, gobernado por una intendencia, está más desarrollado que el otro, comandado por la otra.
“Y ahí están las dos Argentinas, en un mismo barrio”, reprochó, convencido de la necesidad de evitar que la desigualdad que se da en el país “se sostenga y profundice”, y bregó por un mayor federalismo, frente el centralismo de Buenos Aires.
Solo desde el viernes, mediante una serie de operativos ‘casa por casa’, se han detectado en Villa Azul, que tiene unos 4.000 habitantes, 93 positivos.
Autoridades de la provincia -segundo distrito con más casos en el país, con 4.219- informaron de que a los vecinos del barrio se les asegurará comida y elementos de limpieza e higiene personal para evitar que salgan de casa, mientras que las personas con síntomas leves irán a un centro de aislamiento y las no leves, al hospital.
El gobernador bonaerense, el también peronista Axel Kicillof, no descartó que cuando aparezca un brote en cualquier demarcación de la provincia, ya sea otro barrio popular o incluso un edificio, se propicie un aislamiento como el de Villa Azul.
MENOR APERTURA EN LA CAPITAL
Hace dos semanas, la capital argentina daba un gran paso en la flexibilización de la cuarentena con la autorización para la apertura de comercios considerados no esenciales, algo que en la nueva prórroga, que entró en vigor ayer, festivo en el país, pero que en la práctica se hace efectiva hoy, ha quedado en gran parte derogado.
El domingo pasado, el alcalde, Horacio Rodríguez Larreta, alertó de que “el pico de contagios está llegando” en la ciudad, las más afectada de Argentina, con 5.875 contagios.
Es por eso que, por el rápido aumento de casos de los últimos días, se decidió restringir la actividad de comercio no esencial en los barrios de mayor concentración de afectados.
Además, se dispuso el cierre de 11 de las 42 estaciones de tren de la ciudad y los ciudadanos que contaban con permisos de circulación deben renovarlos.
El ministro de Salud local, Fernán Quirós, señaló que en las villas miseria se han confirmado hasta ahora 2.841 personas con COVID-19 -la mayoría en la Villa 31, la más emblemática por ubicarse en pleno centro, con 1.125 casos-, de las que 23 han fallecido y 802 han sido dadas de alta.
Más de 1.200 personas que viven en asentamientos están aisladas en hoteles.
El otro foco son los geriátricos. Un total de 39 hogares de la tercera edad han tenido al menos algún caso, por lo que ya suman 239 confirmados y 51 fallecidos.
Quirós descartó aislar barrios o zonas, dado que la circulación del virus está muy dispersa: “Es mucho más eficaz ir a la búsqueda de los potenciales casos, identificarlos y distanciarlos de la comunidad rápidamente”, agregó.
UN PAÍS DIVIDIDO EN DOS
Quitando el AMBA, y provincias como la norteña Chaco, la central Córdoba y la patagónica Río Negro, que siguen registrando goteos de nuevos casos diarios, la situación en la gran mayoría del país está muy controlada.
Dos provincias, Formosa y Catamarca, siguen sin registrar ni un solo caso desde que comenzó la pandemia y ambas ya han autorizado las reuniones familiares los fines de semanas.
En el caso de Catamarca, también la apertura de bares, restaurantes y gimnasios, al igual que en Corrientes, que detectó 78 casos positivos pero están ya todos recuperados.
En Córdoba, segunda ciudad más grande del país, se flexibilizaron hoy actividades como el comercio, servicios inmobiliarios y diversos cultos religiosos y en el conjunto de la provincia se irán retomando lentamente otras actividades.
Se da el caso de que en los últimos días, en la capital cordobesa y otras ciudades del país, grupos de ciudadanos se han movilizado para reclamar el fin de la cuarentena y reactivar la actividad económica del país, que lleva dos años en recesión.
“Hoy los países que tienen cuarentena estricta tienen problemas económicos, y los que no la tienen también. La crisis económica es culpa del virus, no de la respuesta de la política al virus”, remarcó hoy Axel Kicillof, en la misma línea que se viene pronunciando el presidente, que se marcó como prioridad el cuidado de la salud.
RSA fuente EFE