El alcalde de Tantará, en la región Huancavelica de Perú, protagonizó una grotesca noticia en el marco de la pandemia que azota al país, al igual que al resto del mundo. Jaime Rolando Urbina Torres se introdujo en un ataúd, con los ojos cerrados y la mascarilla facial puesta, para evitar ser detenido por la Policía.
El lunes por la noche violó el toque de queda para salir a beber junto con otras personas en un almacén, burlando también la orden de distanciamiento social. Cuando los agentes acudieron, Urbina se introdujo en un féretro fingiendo ser una de las víctimas mortales del COVID-19, al igual que hicieron el resto de sus acompañantes.
Pero a pesar de la treta, todo el grupo que se saltó la cuarentena fue finalmente detenido y, al parecer, el alcalde se encontraba ebrio en el momento de su arresto.
Según relatan medios como El Comercio, Urbina habría tenido un comportamiento cuestionable en su gestión de la crisis sanitaria en su distrito. Así, el 9 de mayo fue obligado a comparecer en una reunión comunal de emergencia para atender a las denuncias de desatención durante la pandemia por parte de sus vecinos.
Además, ha recibido parte de la población ha denunciado que durante los primeros 54 días del estado de alarma solo habría permanecido en Tantará durante 8 días. El alcalde ha desmentido este extremo y ha alegado solo habría abandonado el distrito para realizar gestiones necesarias.
Fuente: RT