María Mejía ha vivido 25 años de horror con un verdugo al que autoridades no han querido apresar - N Digital
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María Mejía ha vivido 25 años de horror con un verdugo al que autoridades no han querido apresar

Los orígenes de María Mejía Ortiz, no pudieron ser más desdichados, ya que sus padres biológicos Santa Generosa Ortiz y Marino Mejía residentes en Monte Plata la regalaron cuando apenas era una niña, viviendo de casa en casa de cuyos tutores no recuerda sus nombres, hasta que a los 15 años residiendo en sector el Canaan del kilómetro 9 de la Charles con una amiga, es violada según dice por el señor Alberto Marte Santana, quien desde entonces ha sido su verdugo.

María quien ahora tiene 39 años, dice que su madre le regaló porque supuestamente fue fruto de una violación, por lo que la maltrataba, le daba golpes y lo último que hizo fue que la regaló.

María recuerda que siendo una adolescente la llevaron a vivir junto a una prima en el poblado de Don Juan de Monte Plata, de donde se trasladó al sector de Canaan con una amiga y se congregaba en la iglesia evangélica.

Una tarde como de costumbre, con un grupo de jóvenes de su congregación estaban predicando por las calles del sector, cuando se encontraron con el señor Manuel, quien le conocía desde niña, por ser pariente de las personas que le estaban criando en Monte Plata.

“Yo vivía por Canaan del kilómetro 9 de la Charles, los jóvenes y yo le invitamos a una campaña que en ese tiempo tenia la iglesia, el dijo que iría, al salir del culto él quiso acompañarme junto a otros jóvenes de la iglesia a lo que accedimos, encaminó a los otros jóvenes y a mi dijo que me llevaría a mi casa. Realmente donde me llevó fue a una cabaña y allí de forma brutal me violó”, entre sollozo recuerda María.

Afirma que el caso se llevó a la justicia y se se le dio un amplio seguimiento, pero que no se explica por qué no se le apresó en esa ocasión. Expresa que habían personas de su iglesia que le recomendaban que se casará con él, pero que ella no veía correcto casarse con alguien que le había hecho tanto daño y no la dejaba vivir en paz ni relacionarse con otras personas.

Luego del hecho de violencia María deja de ver por un tiempo a Manuel Marte Santana, alquila un apartamento en un edificio del Almirante que administraba Rafael Marte Santana hermano de este, sin saber que era propiedad de su agresor.

Maria recuerda que en ese momento revive su historia de sufrimiento, ya que continúa su calvario de abusos a mano de Manuel Marte, quien se entraba a su casa y la obligaba a tener relaciones con él.

Dice que para las personas del barrio donde vive, Marte Santana es su pareja, quien trata de hacerle daño y de violarla cada vez que tiene la oportunidad, por lo que ella presentó una querella en la Unidad de de Atención a Violencia de Género de la Fiscalía de Invivienda.

Refiere que Manuel la botó del apartamento y le tiró todas sus pertenencias a la calle por lo que pasó mucho trabajo y hoy día vive en una casa de madera y zinc donde no le ha sido posible librarse de los actos de violencia de Marte Martínez.

La cadena de violencia de Marte Santana incluyen: maltratos físicos, violaciones y hacerles abortar en reiteradas ocasiones, en la última la golpeó de forma tan brutal que se vio al borde de la muerte.

Mejía Ortiz siente temor, ya que su casa ha sido víctima de robos, de los que piensa pueden estar relacionados a su historia de violencia.

En estos momentos María Mejía Ortiz, sigue dando seguimiento a la acusación en la Unidad de Violencia de Genero, cuyo proceso tiene un tiempo largo siendo reenviado, porque lo que no se explica los motivos del por qué no terminan de procesarlo y someterlo a la acción de la justicia.

María solicita ayuda de las autoridades para librarse de una vez y por todas de la historia de abusos de Manuel Marte Santana, ya que teme que su historia sea como la de tantas mujeres a las que las justicia le dio la espalda y terminaron muertas a mano de sus verdugos.

RSA

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