Sitúense. Agosto de 2020. Billetes de avión comprados, hotel reservado y una maravillosa playa esperándoles. Ese era el escenario que muchos se podían imaginar hace algunos meses antes de que apareciera el coronovarius: una auténtica trituradora de vidas y de negocios.
Los sectores hostelero y del turismo serán dos de los que más sufran el azote del COVID-19 y los efectos se están notando ya con el cierre de restaurantes y hoteles que no prevén una apertura inmediata de sus puertas en algunos meses dependiendo del país que se trate y desde luego que no lo harán bajo las condiciones de ‘normalidad’ que antes conocíamos.
Anticipación, adaptación y tecnología
Según explica el portal especializado entornoturistico.com las instalaciones hoteleras deben empezar incluso a realizar una transformación digital y la hiperpersonalización del modelo B2ME (business to me). Además el sitio web apunta que se deberá “transmitir la sensación de limpieza extrema, y cumplir con las medidas nuevas de seguridad sanitaria, incluso certificarse en desinfección o crear espacios y habitaciones ‘free-virus'”, citando al experto en turismo y hoteles Fernando Gallardo.
Para mantenernos libres de contagios y preservar nuestra salud algunos hoteles ya están instalando sistemas de limpieza con tecnologías similares a las usadas en los hospitales basadas en el uso de robots que acabarían rápidamente con el virus usando luz ultravioleta de xenon (LightStrike Germ-Zapping), como es el caso del hotel Westin Houston Medical Center.
La duda reside en cuándo se fijarán estos protocolos de actuación que convertirán, por ejemplo, cualquier suite de un hotel prácticamente en la habitación de un hotel para preservar las garantías sanitarias, a lo que seguramente se podría añadir la necesidad de ofrecer seguros gratuitos en materia de atención médica, algo totalmente innovador.
Generar confianza en el viajero
De lo que se trata es de captar al futuro cliente y hacerle estar tranquilo después de haber pasado semanas o meses de confinamiento y que su adaptación a la nueva normalidad del turismo sea lo menos traumática posible y eso pasa por el contacto social.
Son muchas las grandes firmas que se han puesto manos a la obra para readaptar sus instalaciones y servicios intentando respetar las nuevas reglas de contacto social que se instaurarán poco a poco. Desde el uso del servicio de habitaciones para comer o cenar y evitar las aglomeraciones del servicio bufé, pasando por eliminar elementos secundarios en los habitáculos como revistas o enfundar los mandos de la televisión o el aire acondicionado en paquetes diferentes fáciles de desinfectar.
Distancia y normas no solo dentro de los recintos turísticos
Acudir a la playa por turnos, bañarse con espacios entre las personas en las piscinas o viajar en medios de transporte a una capacidad mucho más baja de la que pueden albergar son medidas que están encima de la mesa, al menos en países como España donde este sector es prioritario en su economía, y no es el único.
Pero para intentar disfrutar del destino, primero hay que llegar. La duda que genera el futuro de las políticas de viajes en avión es quizá una de las más grandes. Algunos hablan de habitáculos aislados dentro de las cabinas, desinfección de los interiores después de cada trayecto, distancia entre asientos e incluso de un pasaporte vírico.
Según Pablo Díaz, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, la idea del pasaporte vírico no solo se usaría a nivel internacional, sino además dentro de un mismo país.
“Podría servir para establecer condiciones de confinamiento más duras para aquellos que no lo tengan”, afirma, aunque también admite que este sería un primer paso para permitir el turismo internacional.
Pese a la gran incertidumbre, desde el sector se habla de esperanza y, aunque las medidas no se puedan aplicar de manera inmediata y todo dependa de la evolución de la pandemia en cada país del mundo, sí que es cierto que el concepto de turismo cambiará radicalmente: menos masivo, más selectivo, de mayor proximidad con los países de origen y ante todo dependiente del sistema de salud para evitar contagios.
“Ya se identificaba una tendencia hacia un turismo más responsable y puede que el escenario posterior a la pandemia acelere la regulación de las administraciones y la presión de la demanda en este sentido”, afirma Joan Miquel Gomis, profesor del propio centro de Estudios de Economía y Empresa de la UOC añadiendo que las consecuencias de las decisiones que se tomen “reconfigurarán la estructura de las condiciones de la oferta y de las expectativas de la demanda”.
Fuente: RT