Trípoli, EFE.- Al menos dos milicianos de las fuerzas bajo el mando del mariscal Jalifa Hafter, tutor del Ejecutivo no reconocido en el este de Libia y hombre fuerte del país, murieron hoy en combates librados en la periferia de la ciudad de Tarhouna, 80 kilómetros al oeste de Trípoli, informó una fuente militar próxima al llamado Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) sostenido por la ONU en Trípoli.
La ciudad, una de los puntales de las fuerzas de Hafter (LNA) en el oeste de Libia, es escenario desde la semana pasada de intensos combate en el marco de una ofensiva lanzada por el GNA para tratar de recuperar el territorio perdido desde que hace un año el controvertido mariscal pusiera cerco a la capital.
“Se ha enviado un número de refuerzos significativos a todos los ejes (que dan acceso a Tarhouna) y nuestra fuerza aérea libia realizó varias misiones”, dijo a Efe el comandante del GNA, Al Taher Bin Gharbiyaa.
Una fuente de seguridad de la operación “Volcán de Ira”, que aúna las fuerzas del GNA y su aliado principal, la ciudad-estado de Misrata, señaló a Efe, por su parte, que las fuerzas del gobierno sostenido por la ONU controlan ya la localidad de Al Musabaha, en el extrarradio de Tarhuna, escenario hoy de una batalla en la que murieron dos miembros de fuerzas de Hafter y dos más fueron capturados.
La información no ha sido confirmada ni desmentido por las fuerzas del mariscal, que desde hace un año mantienen un férreo asedio a la capital libia y dominan cerca del 80 por ciento del territorio nacional.
Desde entonces, la larga guerra civil ha devenido en el primer conflicto multinacional totalmente privatizado de la historia contemporánea, dominado por el pulso entre Rusia y Turquía y librado por decenas de milicias locales y grupos de mercenarios extranjeros.
El polémico oficial, que controla la mayor parte de los recursos energéticos, recibe el apoyo militar de Arabia Saudí, Jordania, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, que le proveen de armas pese al embargo decretado por la ONU en 2011, y de Rusia, que le ha facilitado mercenarios experimentados en conflictos como Ucrania y Siria.
Además cuenta con la anuencia política de Francia y Estados Unidos.
Líder militar del este de Libia, el mariscal logró en febrero del pasado año extender su dominio en el sur y asegurar el control del estratégico golfo de Sirte, joya de la industria petrolera libia, y su objetivo actual es quebrar la resistencia de la poderosa ciudad-estado de Misrata y arrebatarle la capital al GNA, sostenida políticamente por la ONU y militarmente por Turquía.
Desde principios de año, Ankara ha enviado soldados a Libia pero también cerca de 6.000 mercenarios sirios, reclutados entre grupos de oposición al presidente Bachar al Asad y prisioneros de guerra kurdos.
Desde entonces los combates se suceden a diario en las localidades de la periferia sur de Trípoli y del antiguo aeropuerto internacional, clave para la conquista de la ciudad, y en las carreteras que unen Misrata con la capital, y la localidad costera de Sirte y el oasis de Jufrah, cuartel avanzado de las tropas de Hafter (LNA).
Enfrentamientos que han segado la vida de cerca de más de 1.000 personas, causado alrededor de 17.000 heridos y obligado a más de 200.000 ciudadanos a abandonar sus hogares y a devenir en desplazados internos.
En un comunicado difundido a través de las redes sociales, el GNA precisó que más de que cinco toneladas de cohetes y misiles han caído sobre Trípoli durante el asedio, disparados por las fuerzas de Haftar y recuperados por el departamento de manejo y desactivación de explosivos.