Por: Joel Suriel
Durante el Sermón de las 7 Palabras dictadas hoy por la Iglesia Católica, el reverendo Nelkys Acevedo dijo que la actual pandemia del coronavirus (COVID-19) le ha enseñado al mundo lo mal que estaba viviendo. También defendió el rol de la Iglesia para el combate a la expansión del virus.
“El COVID nos está enseñando que estábamos viviendo mal, y hemos llegado a este día convencidos que en el futuro: o cambiamos o morimos. Sin Dios, sufrimos; con él, al final de nuestros días podremos decir llenos de alegría que ¡todo está cumplido!”, indicó el reverendo mientras exponía la sexta palabra del Sermón titulada “Todo está consumado”.
Hasta el momento, el COVID-19 ha cobrado la vida de 126 personas en la nación caribeña, mientras 2,260 se han infectado.
El religioso señaló que a pesar del momento por el que atraviesa la República Dominicana, “Dios está a nuestro lado. Se acerca y nos dice palabras que no habíamos esperado, nos dice qué hacer para salir de ese lugar en el que estamos quedados y con su gran poder nos hace comprender que toda obra para bien, al fin y al cabo”.
Acevedo aseguró que la Iglesia Católica ha cumplido su rol durante la propagación de la pandemia, acompañando a los enfermos y sus familiares.
“Nuestro país, el mundo, toda la tierra y cuantos la habitan, lloran y sufren estos días. La Iglesia, tachada de cobarde por las redes, llora y sufre con sus hijos; estos que hablan mal de la Iglesia, olvidan que su misión es llorar con los que lloran, haciendo presente que aun en medio de las pruebas Dios va con nosotros, que todo tiene que cumplirse y que el Padre no nos abandona”, dice el reverendo.
El sacerdote Nelkys Acevedo reveló que a lo largo de casi un año ha aprendido el valor de la dignidad humana, la fuerza del bien cuando es común, el destino universal que tienen los bienes, lo que es la subsidiaridad cuanto se está en medio de la angustia y lo importante que es la solidaridad cuando el dolor visita.
“Sé que no son términos técnicos, estos puntos que Monseñor Ozoria mencionaba el pasado 25 marzo, soy testigo de que es la manera en que la Iglesia, los hermanos, la humanidad, hace presente en medio de la angustia y el dolor que no estamos solos”.
Señaló que quien preside esta Iglesia arquidiocesana, “sabe desde muy joven que Dios provee -como reza su escudo episcopal-, que Dios acompaña, que Dios nunca abandona, y tampoco lo hará con nosotros en este duro momento”.