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La cantante estadounidense ha donado un millón de dólares para la lucha contra el COVID-19
La cantante estadounidense Alecia Beth Moore, conocida como Pink, y su hijo, Jameson, de tres años, han padecido el coronavirus y todavía se encuentran en proceso de recuperarse por completo. Mientras tanto, la artista ha querido compartir con todos sus fans el mal momento y el miedo que ha pasado, según recoge la revista ‘People’.
Durante una conversación en directo en Instagram con su amiga Jen Pastiloff, la de Doylestown (Pensilvania) aseguró que ahora “se sentía mejor”. Su esposo, Carey Hart, y su hija, Willow, de 8 años han estado sanos. Pink afirmó que “hubo muchas noches en que lloré y nunca he rezado más en mi vida. Pensé en que nos prometieron que nuestros hijos estarían bien. Y no está garantizado. No hay nadie a salvo de esto”.
“Jameson ha estado muy, muy enfermo”, indicó la artista, que ha llevado “un diario de sus síntomas durante las últimas tres semanas y también de los míos. Todavía, tres semanas después, tiene una temperatura de 37’8º. Ha sido una montaña rusa para los dos”, reveló. Pink, de 40 años, manifestó que “mi familia ya se estaba refugiando en casa y continuamos haciéndolo durante las últimas dos semanas siguiendo las instrucciones de nuestro médico. Hace solo unos días nos volvieron a hacer las pruebas y ahora hemos dado negativo“.
La cantante ha donado un millón de dólares para la lucha contra el coronavirus. En concreto, ha entregado 500.000 dólares al fondo de emergencia del Hospital de la Universidad de Temple (Filadelfia), donde su madre, Judy Moore, trabajó durante 18 años, y 500.000 dólares al fondo de crisis de emergencia COVID-19 de la ciudad de Los Ángeles.
Estados Unidos es el país con mayor cantidad de personas contagiadas de coronavirus del mundo, con más de 300 mil casos confirmados, y ya cuenta con más de ocho mil fallecidos a raíz de la pandemia. Y muchos coinciden en que estos números se precipitaron porque las políticas sanitarias llevadas adelante por el presidente Donald Trump no estuvieron a la altura de las circunstancias.