México, EFE.- Casi un mes después del primer caso de COVID-19, el Gobierno mexicano suspendió a partir de este jueves las actividades no esenciales de la administración federal, por lo que solo operarán áreas consideradas estratégicas, como salud, seguridad pública, energía y agua.
La parálisis de las dependencias sorprendió a ciudadanos como Martín Gutiérrez, un hombre de la ciudad de Guanajuato que se trasladó a Ciudad de México para realizar un trámite en la Secretaría de Gobernación (Segob), donde externó su molestia por las medidas, inauditas para el Gobierno.
“Prácticamente está todo paralizado. El trámite mío nada más era entregar documentos en oficialía de partes, que no hay ningún problema en entregar mis documentos. Yo sugiero que la gente no se crea esta falsa pandemia”, contó a Efe.
Tras resistirse a medidas drásticas, el Gobierno de México entró esta semana en la fase 2 de la epidemia del coronavirus, cuando ya se producen contagios comunitarios.
Actualmente, hay seis fallecidos confirmados oficialmente y 475 casos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció este jueves, en su conferencia matutina, que incorporará una adenda a un decreto emitido esta semana en el que pedía a las empresas excusar a sus empleados con goce de sueldo, sobre todo adultos mayores y mujeres embarazadas.
“En el caso de los trabajadores del gobierno también, si no tienen una función necesaria de servicio a la población pueden estar en sus casas”, manifestó el mandatario, al agregar que mantendrán “el mismo ingreso y las mismas prestaciones”.
CIERRE A MEDIAS
En un recorrido por la capital mexicana, Efe constató un contraste en las medidas que toman las dependencias.
El principal acceso de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) permanecía cerrado bajo resguardo de empleados de seguridad con mascarillas, con solo una puerta trasera abierta donde guardias repartían gel antibacterial para algunos funcionarios.
La sede de la Segob y algunos edificios de la Secretaría de Bienestar estaban abiertos, pero con mayores restricciones de acceso.
En tanto, el Senado de la República concluyó esta semana su periodo ordinario de sesiones, pero instaló una comisión permanente para atender legislación relativa al coronavirus, por lo que empleados de la Cámara Alta tomaban la temperatura a quienes tenían que ingresar.
Otras dependencias, como el Servicio de Administración Tributaria (SAT), permanecían abiertas con el número usual de empleados, pero con horarios limitados de atención al público.
En el ámbito local la decisión depende de cada Gobierno estatal, como mostró el caso de Verónica Chacón, trabajadora del Sistema de Transporte Colectivo (STC) del Metro de Ciudad de México que reconoce la labor fundamental que debe desempeñar.
“Soy conductora, entonces para mí realmente esta situación no existe. Ahorita es mi día de descanso. Hay que hacer las cosas, hacer pagos, ir al banco, etcétera”, dijo a Efe.
PROTEGER LA ECONOMÍA
En la rueda de prensa presidencial, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, argumentó que México no puede restringir la actividad económica como en otros países por la desigualdad existente.
De forma similar, empresarios como Ricardo Salinas Pliego, fundador de TV Azteca y Grupo Salinas, han pedido no frenar la economía por el virus.
“Sabemos que el miedo es muy mal consejero; en cambio, la razón nos dice que la vida debe continuar. La decisión de frenar la marcha de un país no produce nada positivo, sobre todo cuando se basa en el miedo, en una falsa premisa: que el COVID-19 significa muerte”, tuiteó Salinas esta semana.