Los 237 migrantes que se encuentran a bordo del barco humanitario español Open Arms esperan en el Mediterráneo a que algún país europeo les autorice un puerto en el que poder desembarcar.
Los rescates se han producido en los últimos días en varias operaciones y por ahora ningún país europeo ha autorizado a estas personas pisar tierra, a pesar de que la organización lo ha pedido reiteradamente.
Italia sí ha autorizado el desembarco de los 403 migrantes rescatados por la embarcación Ocean Viking, que gestionan las ONG SOS Mediterranée y Médicos Sin Fronteras (MSF), y podrán llegar próximamente al puerto italiano de Tarento (sur), según informó MSF en las redes sociales.
Además, Malta ha consentido que los otros 77 migrantes a bordo del Alan Kurdi, de la ONG alemana Sea Eye, puedan llegar al país, tal y como explicó la organización en las redes sociales.
El Open Arms, que zarpó hace menos de dos días tras haber arreglado una avería en su motor, es actualmente el único barco humanitario que se encuentra en la zona de búsqueda y rescate (SAR, en inglés) de Libia, país en guerra del que zarpa la mayoría de los migrantes que ponen rumbo hacia las costas europeas e italianas.
En las últimas horas ha auxiliado a 237 migrantes en varios dispositivos de salvamento cuando intentaban llegar a las costas europeas y se encontraban en situación de peligro.
La primera operación tuvo lugar a última hora del lunes, con el rescate de 56 personas; durante la noche del lunes al martes salvó a otras 102 personas y durante este martes ha socorrido a otras 79.
Entre estas personas hay al menos tres mujeres y 38 menores no acompañados y proceden de países como Sudán del Sur, Gambia, Egipto, Senegal, Chad, Burkina Faso, Guinea o República Centroafricana, ha explicado a EFE el jefe de misión de Open Arms, Gerard Canals.
“La situación general es buena” a bordo del barco, con capacidad para 300 personas, y los rescatados han desayunado y no presentan problemas de salud, por lo que por ahora no se solicitará ninguna evacuación, aunque algunos tienen lesiones que serán evaluadas.
Estas personas deben todavía esperar la autorización en algún puerto, mientras que ya podrán poner fin a su espera los salvados a bordo del Ocean Viking y del Alan Kurdi.
El alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, había ofrecido la ciudad para el Alan Kurdi, pero los 77 rescatados, entre ellos un bebé de medio año, desembarcarán finalmente en Malta.
“El barco Alan Kurdi espera nuevamente un puerto, por ahora sin respuesta. A bordo hay 77 migrantes. Declaro mi voluntad de acoger el barco en el puerto de Palermo, ciudad siempre abierta, y pido al Gobierno que dé inmediatamente el permiso”, había escrito Orlando en las redes sociales.
“A pesar de los muchos compromisos verbales, los gobiernos europeos siguen sin dar respuestas concretas a quienes salvan vidas en el mar”, ha añadido en un segundo mensaje.
Más dura ha sido la ONG alemana Sea Watch, que en Twitter ha criticado que la Unión Europea (UE) fomenta el aislamiento de los migrantes y que estos “mueran ahogados” en el mar.
Y Sea Eye ha pedido a la UE que implemente un mecanismo que no exija negociar los desembarcos de forma individual, porque los migrantes rescatados se ven obligados a esperar durante días en el mar.
El Ministerio del Interior italiano ha informado este martes de que en lo que va de año 870 migrantes han llegado a Italia, frente a los 155 que lo hicieron durante el mismo periodo del pasado año y los 3.176 de 2018.
En 2019 el Gobierno de entonces, formado por el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la ultraderechista Lig,a aplicó una política de puertos cerrados, pero el actual Ejecutivo, del M5S y varios partidos de centroizquierda está mostrando cierta apertura hacia los flujos migratorios.
Especialmente después de que en septiembre de 2019 los ministros de Interior de Alemania, Francia, Italia y Malta pactaran distribuir a los migrantes rescatados solo en el Mediterráneo central.
A pesar de este acuerdo, los tiempos para autorizar los desembarcos siguen siendo largos.
El ultraderechista Matteo Salvini ha aprovechado la publicación de los datos de llegadas a Italia para criticar al Gobierno y tildar de “locura” que los desembarcos hayan aumentado “un 500 %”.