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Huyó de Irán cuando era niño; ahora comanda un portaviones estadounidense

Por Dave Philipps

Cuando era niño, Kavon Hakimzadeh huyó de la Revolución islámica en Irán junto a su familia y encontraron refugio en un pequeño pueblo de Misisipi, en Estados Unidos. Ahora, cuarenta años después, está de vuelta en la región del golfo Pérsico, esta vez como el comandante del portaviones estadounidense Harry S. Truman, el cual, debido a las tensiones generadas por el asesinato del general Qasem Soleimani, podría participar en alguna confrontación con la antigua patria de Hakimzadeh.

Para muchos iranoestadounidenses como Hakimzadeh que forman parte de las fuerzas armadas estadounidenses, la opresión y la convulsión de la Revolución iraní cultivó un aprecio por la libertad que los militares estadounidenses juran mantener y defender, e inspira a muchos a enlistarse.

“Pienso que tiene mucho que ver con por qué decidí que quería unirme y deseaba estar en esta área de trabajo”, dijo Hakimzadeh a The Virginian-Pilot en una entrevista realizada cuando asumió el mando de la embarcación, en agosto.

Hakimzadeh, que no pudo ser contactado esta semana para que diera comentarios, nació en Texas, de padre iraní y madre estadounidense. Al poco tiempo su familia se mudó a Irán, donde él vivió hasta los 11 años, cuando la revolución de 1979 los obligó a a escapar.

La familia terminó por ubicarse en las afueras de Hattiesburg, Misisipi. Hakimzadeh se enlistó en la Marina en 1987 y obtuvo una beca naval; se graduó de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh y se convirtió en oficial de vuelo en el E-2 Hawkeye, un puesto de comando aéreo que su fabricante describe como “el mariscal de campo digital” de las misiones de combate.

En su carrera de 33 años, Hakimzadeh, que usa el identificador Hak, ha sido desplegado ocho veces en diferentes portaviones, ha volado en misiones en Irak y Afganistán y ha recibido diversas medallas, incluidas la Legión al Mérito y la Estrella de Bronce.

Ahora comanda una de las plataformas armadas más formidables del planeta, con veinte pisos de altura, potencia nuclear y una bandera roja de guerra en la que se lee “GIVE ’EM HELL” (desata la furia).

Su portaviones es capaz de alojar con poco tiempo de anticipación a decenas de aviones caza con un arsenal devastador de bombas de precisión y misiles. También es una ciudad flotante de más de cinco mil tripulantes, peluquerías, cuartos de ejercicio y un comedor con noche de tacos los martes.

Hakimzadeh, quien supervisa todo, dijo a The Virginian-Pilot que esperaba que su ascenso de hijo de un inmigrante enlistado a comandante de un portaviones demostrara que en la Marina, y en la nación, se recompensan la dedicación y el trabajo arduo sin prejuicios. “Ciertamente habla muy bien de Estados Unidos que un hombre llamado Kavon Hakimzadeh pueda lograr esto”, comentó.

Los inmigrantes han tenido desde hace tiempo una representación desproporcionada en la milicia, y no son pocos los que huyeron de Irán cuando eran niños y más tarde se enlistaron en Estados Unidos como adultos.

“Debido al lugar de dónde vinimos, nos apasiona mucho la libertad, y queremos contribuir de cualquier manera en la que podamos”, dijo Assal Ravandi, que fue analista de inteligencia del Ejército de 2010 a 2014 y luego fue desplegada en Afganistán.

Ella dijo que al inicio le sorprendió conocer a decenas de iranoestadounidenses en uniforme.

“Algunos deseaban compensar lo que no pudieron hacer por la libertad en casa”, dijo. “Otros querían usar sus habilidades lingüísticas como un arma para luchar contra la dictadura que nos expulsó de nuestros hogares”.

Comentó que ahora que la violencia está escalando entre Estados Unidos e Irán los veteranos iraníes tienen dos mentalidades. Mencionó que muchos todavía tienen familia extendida en Irán y no quieren que sus seres queridos sufran, pero, al mismo tiempo, muchos en Irán ya han sufrido durante décadas bajo la opresora República Islámica.

“Nadie sabe qué hacer”, dijo Ravandi, quien es directora de una pequeña organización que lleva las relaciones públicas de los veteranos. “Sin embargo, si nuestro país nos lo demanda, nos uniremos a las fuerzas armadas. Me volvería a enlistar mañana”.

Una fotografía proporcionada por la Marina de Estados Unidos muestra al capitán Kavon Hakimzadeh, a la izquierda, entonces comandante del USS Mount Whitney, observando datos de navegación mientras la embarcación parte de Rijeka, Croacia, el 18 de octubre de 2017. (Michael Feddersen/Marina de Estados Unidos vía The New York Times)

c.2020 The New York Times Company

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