El café soluble también llamado instantáneo o café de cristales es una bebida que se deriva de los granos de café tradicionales, es importante aclarar que esta presentación es muy diferente al café en molido o en polvo. Este producto se caracteriza por obtenerse a través de dos procesos distintos: el secado por aspersión y la liofilización, de los cuales hablaremos más adelante. Sin embargo para obtener el resultado final de este producto y obtener sus prácticas cualidades, las técnicas por las que es sometido lo vuelven un producto altamente procesado y desafortunadamente esto lo vuelve nocivo para la salud.
Una de las grandes desventajas es que el café soluble no aporta las virtudes que se relacionan con el consumo del café fresco, entre las grandes pérdidas se encuentran la ausencia de antioxidantes. Otro aspecto que lo vuelve nocivo es que es un producto al que se le agregan azúcares añadidos, por lo que se vuelve riesgoso para aquellas personas que tienen que controlar sus niveles de glucosa en sangre.
Para obtener el extracto seco del café y que tenga la cualidad para que sea apto de disolverse en agua, se realizan dos procesos que modifican las propiedades organolépticas del café, todo comienza con la atomización a través del cual se produce el café colado, del mismo modo de la misma manera que se prepara en casa. Posteriormente, pasa por un proceso de finas pulverizaciones con agua caliente para eliminar todo el líquido que se encuentra en las partículas de café. El segundo paso es el proceso de liofilización, que es la congelación del café para extraer lo que quede del agua. Lo último es el proceso de sublimación, en el que se somete a presión y a temperaturas muy bajas, para extraer las partículas de café.
Un dato interesante sobre el proceso de fabricación para producir café soluble es que fue creado y patentado en 1937 por Nestlé, cabe mencionar que en esta época resultaba un producto que reflejaba una alta tecnología e innovación, sin embargo con el paso del tiempo se han comprobado sus nocivos efectos para la salud, también la bebida final nada tiene que ver con una verdadera taza de café.
Entre las principales afectaciones de su consumo se ha encontrado que debido a su alto grado de procesamiento libera compuestos que pueden resultar cancerígenos, el más peligroso es la presencia en una sustancia llamada acrimalida que aumenta el riesgo de padecer cáncer y puede llegar a causar daños en los nervios. También al ser un producto procesado implica la adición de químicos, aditivos y debido a esto se ven significativamente disminuidos los granos naturales, por ende sus propiedades como son sus grandiosas cualidades aromáticas y todos los beneficios que brinda el café molido.
En conclusión consumir café soluble de vez en cuando no significa un gran riesgo para la salud, sin embargo es importante entender que no estamos bebiendo café verdadero. Siempre será mucho mejor disfrutar de una buena taza de café fresco, adentrarnos en el apasionante mundo cafetalero, conocer sobre sus exquisitas variantes y sobretodo disfrutar de la experiencia y toda la magia que implica el ritual de preparar café.
Fuente: La Opinón