El rapero y actor T. I. provocó una indignación generalizada después de revelar en un pódcast que anualmente lleva a su hija, quien ahora tiene 18 años, a una consulta médica para asegurarse de que su himen esté intacto.
Desde hace mucho, los científicos han condenado la práctica de someter a las mujeres a supuestas pruebas de virginidad por considerar que eso es una violación a sus derechos, además de constituir una farsa de intervención médica sin pruebas que la sustenten.
“No existe una prueba de la virginidad”, afirmó Maura Quinlan, profesora adjunta de obstetricia y ginecología de la Universidad del Noroeste en Chicago. “Si alguien me trajera a una chica para que le hiciera una prueba de virginidad, le diría, ‘No puedo afirmar que lo es o no’”.
En una entrevista realizada en un pódcast que fue divulgado el martes, T. I. —cuyo nombre completo es Clifford Joseph Harris Jr.— dijo que “cada año” iba al ginecólogo con su hija, aunque ya tiene 18 años y cursa el primer año de la universidad.
En Estados Unidos, los padres ya no tienen derecho a ver el historial médico de un hijo después de los 18 años de edad, además necesitan permiso para hablar sobre diagnósticos y tratamiento con su médico o proveedor de servicios de salud.
En la entrevista, T. I. recordó que durante la consulta un doctor le comentó que necesitaba ese permiso para saber sobre el himen de su hija y él se lo pidió.
Sin embargo, la tendencia en la medicina para adolescentes es que los médicos vean solos a los pacientes jóvenes, para que puedan discutir temas sensibles como su sexualidad o consumo de drogas.
“Hay investigaciones sólidas que dicen que los adolescentes prefieren no someterse a un tratamiento si creen que su confidencialidad no está protegida”, dijo Julia Potter, directora médica adjunta del centro para adolescentes en Boston Medical Center.
Por ejemplo, un adolescente que no tenga acceso confidencial a un médico quizá sea sexualmente activo, pero no se atreverá a pedir anticonceptivos. Luego de que sus pacientes cumplen 12 años, Potter invita a los padres a salir de la habitación durante el examen y la conversación con los pacientes, pero permanece un tercero como chaperón.
El himen es una membrana delgada que cubre parcialmente la entrada de la vagina. A veces puede romperse o estirarse durante las relaciones sexuales, actividad física, con el uso de tampones o algunos procedimientos médicos.
El himen es un “repliegue membranoso” que puede ser más prominente en unas mujeres que en otras, explicó Quinlan: “La gente que no se dedica a esto no entiende la anatomía. Es como los lóbulos de las orejas: hay muchísima variedad”.
“Se puede saber si alguien ha tenido un parto, pero no es posible saber si alguien ha tenido sexo por vía vaginal”, añadió.
Según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, no todas las niñas nacen con himen y “la presencia o ausencia del himen no indica ‘virginidad’”.
La organización no ofrece orientación sobre las supuestas pruebas de virginidad, porque no está indicada por razones médicas ni es una intervención válida.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, no es ético y es una práctica que debe prohibirse porque carece de base científica o clínica.
A veces se usa en países en vías de desarrollo como un requisito para contraer matrimonio, pero, según la OMS, este procedimiento fraudulento viola los derechos humanos de las niñas y mujeres. Es un examen innecesario, y con frecuencia humillante, además de doloroso que puede ser traumático y afectar el bienestar psicológico de la persona, dijo la OMS.
Potter afirma que los padres que quieren una prueba de virginidad suelen ser aquellos que se sienten incómodos con que sus hijos adolescentes tengan sexo. “Seguramente nace de su cariño y preocupación, pero una mejor estrategia sería propiciar el diálogo sincero”, comentó la doctora.
Quinlan está de acuerdo. “La manera más fácil de saber si alguien es virgen es preguntando. Habla con tus hijos, desarrolla una relación en la que ellos confíen en ti, y confía en ellos. Enséñales desde niños sobre maneras sanas de vivir y con una sexualidad positiva, y lo más seguro es que eso funcionará”, dijo.
Quinlan añadió que estaba “indignada” con todo el episodio. “Pensé que esta doble moral de la virginidad como el valor de una mujer, había quedado en el pasado”, dijo.
c.2019 The New York Times Company