“¿Por qué a mí?” De seguro esta es la primera pregunta que te haces cuando detectas que tienes una enfermedad, o cuando ya estás en el trance de intentar admitir este mal momento de tu vida.
Te sientes desorientado, asustado, y con mucha ansiedad sobre qué pasará contigo de ahora en adelante, ya que te has enterado que tienes una situación con qué lidiar. Intenta mantener la calma, sino empeorarás.
Innumerables estudios han detectado que aquellos pacientes que mantienen una actitud positiva ante estas situaciones, muestran mejoras bastante notables. Desde lo emocional, lo físico, lo cognitivo y lo social.
Sabemos que para enfrentar una afección (como el cáncer, por ejemplo), nadie está preparado. Pero eso no significa que no podamos hacer frente a ello con la mejor actitud. O al menos con la que se pueda.
¿Te han diagnosticado una enfermedad y te sientes devastado? Si es así, no dejes que te derrumbe. Saca lo mejor de ello. Busca soluciones. No dejes que la gripe, el cáncer, el hígado graso, o cualquier afección que tengas, te gane la batalla.
Y uno de los puntos más importantes: acepta que eso está sucediendo. No lo evadas, no te ocultes de ello; porque si no, cuando menos lo esperes, ya te habrá pasado por encima.
Acude al médico todas las veces que lo necesites, toma todos los medicamentos que te receten, a la hora y en los días exactos. Estos descuidos son cruciales para la mejoría de la enfermedad.
Y sobre todo, vive el momento. Para muchas personas, estar en una situación como la de una hospitalización, o reposo en cama, ha servido para delimitar lo que necesita y lo que no, lo que es bueno para su vida y lo que le hace daño.
Incluso, funciona para conocer cuáles son las personas que de verdad se preocupan por ti, y que se merecen tu retribución. Así que no desmayes, ve al frente siempre. No dejes que tu cuerpo te domine, mucho menos una afección que intenta apoderarse de ti.
Fuente: La Opinión