Al menos 120 personas resultaron heridas este sábado durante enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad iraquíes en el puerto de Um Qasr, el principal del país, en la provincia de Basora (sur), cerrado en los pasados dos días por las amplias protestas que vive el país desde octubre.
Según la pública e independiente Comisión de Derechos Humanos iraquí, 120 personas resultaron heridas después de que las fuerzas de seguridad dispersaran a los manifestantes con gases lacrimógenos, lanzados directamente contra la muchedumbre, y también disparos con fuego real.
En un comunicado, esa entidad pidió que se respete el derecho a la manifestación pacífica, al mismo tiempo que exigió que las protestas se mantengan alejadas de las instalaciones públicas, sobre todo aquellas por las que pasan “los principales recursos del pueblo iraquí”, en referencia a las mercancías y el crudo que se exportan e importan por ese puerto.
Los heridos fueron trasladados a hospitales de la zona, según la nota, pero un miembro de la Comisión de Derechos Humanos en Basora dijo a Efe de forma anónima que otros manifestantes siguen bloqueando el puerto de Um Qasr, como vienen haciendo desde hace dos días.
Según fuentes de seguridad citadas por un medio de comunicación local, la Comandancia de las Fuerzas Navales del Ejército iraquí cortaron la carretera que une Basora y Um Qasr por temor a que más manifestantes lleguen desde otras zonas al puerto.
Decenas de camiones de mercancías no consiguieron acceder al puerto y algunos de los empleados no pudieron salir de las instalaciones desde la pasada noche, cuando los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad fueron más violentos, según Bagdad al Youm.
Ayer Irak vivió la jornada de manifestaciones más multitudinaria de la última semana en la capital y otras provincias del país, a pesar de las promesas de elecciones anticipadas por parte del presidente iraquí, Barham Saleh.
Por su parte, hoy el presidente del Parlamento, Mohamed al Halbusi, anunció que la Cámara estará reunida en “sesión permanente” con el fin de implementar las demandas de los manifestantes y de la máxima autoridad religiosa chií de Irak, el ayatolá Ali al Sistani.
El clérigo pidió ayer a las autoridades que escuchen las demandas del pueblo, que las milicias de los partidos políticos se mantengan al margen de las protestas y que quienes emplearon la violencia contra los manifestantes rindan cuentas.
“Trabajamos intensivamente desde la noche para el pueblo y sus demandas, sin presión externa regional o internacional, sin imponer las voluntades personales o partidistas, y para recuperar y restaurar la gloria de Irak y para dar a esta generación la oportunidad de planear su futuro”, aseguró el jefe del Parlamento iraquí en un comunicado.
Irak ha sido escenario de movilizaciones desde principios de octubre y el pasado viernes las protestas se reactivaron, sobre todo en Bagdad y zonas del sur, para exigir mejores servicios, más empleo y reformas políticas y económicas profundas.