Viena.- Dedicar un día al recipiente en el que reposará un ser querido para decorarlo de forma individual y activa, con las propias manos, es una manera eficaz de procesar el duelo y facilitar la inevitable despedida.
Así lo afirma la austríaca Romana Maschek al presentar en Viena la idea que ha desarrollado en el último año y que supone la más reciente oferta exclusiva de los servicios de pompas fúnebres de Viena (Bestattung Wien).
En su pequeño taller, situado en un barrio periférico de la capital austríaca, esta ingeniera especializada en construcciones de madera asesora y acompaña las labores de los allegados a un ser querido que optan por la original oferta de diseñar, pintar y forrar por dentro y fuera el ataúd, todo a mano.
¿ES NEGRA LA MUERTE?
“La muerte no tiene por qué ser negra”, dice Maschek al explicar su proyecto, nacido de su propia experiencia.
Cuenta que al buscar un féretro para su madre, cuando falleció hace unos años (poco antes de la muerte de su padre), no encontró nada que la convenciera, pues “todo era marrón, negro, blanco…, todo era demasiado impersonal para mí”.
Tras sentir claramente que no podía despedirla en esa tonalidad triste y fría, decidió aprovechar sus habilidades y, mientras el cuerpo de su madre reposaba en una cámara refrigerada de un hospital, compró un simple ataúd de madera que decoró en el salón de su vivienda, con telas y colores acordes al gusto de la fallecida.
“Fueron cinco días y habré dedicado unas 18 horas al trabajo directo”, indica Maschek.
La experiencia no sólo la convenció de que debía hacer lo mismo con su padre, también cambió su vida.
FACILITAR LA DESPEDIDA
“El dolor por la pérdida de mis queridos padres se transformó a través del diseño y decoración de los ataúdes, se volvió tangible como el pincel con el que pinto”, dice Maschek.
“Cuando terminé el trabajo, sentí que ‘ahora sí, puedo soltarlos, y despedirlos. Ahí me di cuenta lo importante que fue para mí ese proceso y decidí dedicarme a facilitarlo también a otros”, añade.
En 2018 la ingeniera fundó su empresa “Sargatelier” (Taller de Ataúdes) y poco a poco llegaron clientes.
Por un precio en torno a los 2.700 euros ofrece a los familiares de un fallecido un programa que incluye, además del ataúd y todo el material de la decoración, una preparación previa en la que habla con ellos sobre la situación y de lo que van a hacer el día siguiente.
En el taller, que queda cerrado al resto del público, participan en la transformación de un féretro “en bruto”, generalmente de madera de abeto o pino sin tratar, en el mejor reposo definitivo que imaginan para su ser querido.
Las labores pasan por cortar a medida el vellón de lana y cáñamo con el que se suele acolchonar el ataúd por dentro y por fuera, grapándolo a la madera, y elegir las telas para forrarlo luego.
También pueden optar por pintar o decorar con objetos el interior -llamado “cielo” (“Himmel”)- del último lecho del ser querido, o escribirles mensajes en el exterior.
El tener que tomar decisiones sobre el diseño les lleva a rememorar aspectos de la persona que van a despedir: ¿Cuáles eran sus colores favoritos? ¿Qué prendas tenían un valor emocional?
“Muchos les colocan una última carta que les escriben, otros incluyen fotos. Hubo incluso un caso de alguien muy aficionado a un diario que forró el interior con artículos de ese periódico”, explica la experta.
“Claro que a veces fluyen las lágrimas, pero también hay muchas risas y charlas sobre la vida de la persona fallecida”, comenta Maschek.
CONTRATO EXCLUSIVO CON EMPRESA PÚBLICA
La propuesta de Maschek no pasó desapercibida. Bestattung Wien, la mayor compañía de pompas fúnebres de Austria, no dudó en contactar a la ingeniera y ofrecerle un contrato para una cooperación exclusiva.
“Desde hace años venimos observando una tendencia a la individualización (en los funerales), también con ataúdes, y hemos atendido a esos deseos personales, pero nunca a un nivel como éste”, declaró Jürgen Sild, gerente de la funeraria, en el acto.
De cara al futuro, la cooperación, inaugurada oficialmente hoy, incluye también la oferta de hacer también la carpintería para construir el ataúd, e incluso de que alguien pueda crear su propio féretro.
De hecho, el acto de presentación se convocó bajo el lema “Construye tu propio ataúd”, si bien Sild admite que el número de personas que decide preparar su propio féretro mientras vive “es muy reducido”.