¿Es verdad que el fin de la vida laboral implica un aumento de la depresión? O de otro modo, ¿jubilarnos supone deprimirse más? Para nada. Un estudio español desmiente ese lugar común. El porcentaje de españoles de 55 a 64 años que presenta síntomas depresivos es un 27% mayor que el de los ciudadanos de 65 a 75 años.
Un estudio llevada a cabo por la Universidad Francisco de Vitoria, el Instituto Carlos III y Vivaz Seguros indica que ese menor índice de depresión puede ser consecuencia de un cambio favorable en el estilo de vida de las personas que se jubilan. El estrés y el sedentarismo que caracterizan a la época inmediatamente anterior a la jubilación se dejan de lado para adoptar unos hábitos de vida mucho más saludables.
De hecho, el porcentaje de españoles de 65 a 75 años que realiza ejercicio de forma regular aumenta un 28% respecto a los 10 años previos al retiro. Además, se sigue la dieta mediterránea con más asiduidad (12%), se fuma y se bebe mucho menos (disminución de un 61% y del 6%, respectivamente) y se está más satisfecho con la vida social en general (9%).
Según el presidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad, el doctor Manuel Castillo, lo inédito de la situación de los jubilados en la actualidad es que “tantas personas gocen de tan buen estado de salud” debido a un “aumento de la prevención y a los avances tecnológicos”.
“Lo inédito es que tantas personas gocen de tan buen estado de salud”
En este sentido, también destaca que se trata de “una generación que no solo es la más longeva de la historia, sino que además goza de una mayor calidad de vida; son muy activos, se apoyan en la tecnología, poseen una gran capacidad de disfrute de la vida y, en general, suelen estar más concienciados con su salud tras la jubilación”.
El estudio, cuyos datos se han obtenido a través de una muestra de 1700 entrevistas entre trabajadores y jubilados, también indica que la jubilación no implica un aumento de las visitas al médico y del uso de los recursos sanitarios, en contra de lo que se suele pensar.
Menos psicólogos y más prevención
Concretamente, aunque la longevidad lleve consigo problemas relacionados con el aparato locomotor, la hipertensión, problemas de visión o con la actividad sexual, en la investigación se refleja que el fin de la etapa laboral no aumenta la visita a especialistas como el psiquiatra, que se mantienen al mismo nivel que antes de la jubilación. Asimismo, disminuye la asistencia al psicólogo en un 62%, se reducen también las visitas al fisioterapia en un 29% y, además, también disminuye la necesidad de rehabilitación en un 37%.
No obstante, el estudio concluye que las personas jubiladas hacen un mayor uso de los servicios de enfermería (un 36% más que las no jubiladas), lo que responde, según Castillo, a una “mayor preocupación por la prevención”. En este sentido, los españoles de 65 a 75 años se vacunan contra la gripe en mucha mayor medida que antes de jubilarse (119%), se hacen chequeos médicos más frecuentemente (9%) y se hacen más pruebas que facilitan la detección precoz del cáncer (44%). Además, tras el cese de la vida laboral, se produce un aumento significativo de analíticas (10%), ecografías (20%) y radiografías (28%).
Con todo, pese a no producirse un incremento del uso del SNS, la mayoría de los encuestados reclaman más coberturas relacionadas con los problemas de salud de la vejez. Las más demandadas son el dentista (86%), las operaciones de vista (52%), las gafas y lentillas (51%) y el podólogo (45%).
Este colectivo también presenta problemas específicos. Los ciudadanos de 65 a 75 años suelen medicarse más que las personas próximas a la jubilación (21%). En muchos casos, esta tendencia lleva a la polimedicación (consumir 5 medicamentos o más al día), que se incrementa un 107% tras dejar de trabajar, aunque, tal y como se ha señalado, esto tiene una función más preventiva que terapéutica, ya que estos medicamentos generalmente son para evitar factores de riesgo como el colesterol o la hipertensión.
Fuente: Infobae