La ONU ‘lamenta los daños inestimables causados tanto a los ecosistemas marino y terrestre como a la vida de las poblaciones locales’, expresó la entidad en un comunicado, y agregó que casi un cuarto de los más de 7.000 kilómetros de litoral brasileño ya fue alcanzado por las pegajosas manchas de petróleo.
Además de las ‘graves consecuencias’ para el medioambiente, la ONU igualmente demostró preocupación con la seguridad de los voluntarios que auxilian en las labores de remoción del crudo.
‘Alertamos sobre la importancia del uso de equipamientos de seguridad para la salud de los grupos de voluntarios involucrados en esas acciones’, señaló el organismo.
Las manchas de petróleo empezaron a aparecer el pasado 2 de septiembre en varias playas del noreste de Brasil y, desde entonces, se han extendido por toda la costa de esa región, que cuenta con unos 3.000 kilómetros de extensión y alberga algunas de las más paradisíacas y visitadas playas del país.
La ONU destacó que acompaña la situación y reconoció los esfuerzos de las autoridades brasileñas en la búsqueda del origen del crudo, así como la participación de ‘diversas personas y sectores en la regiones alcanzadas’ por la sustancia.
‘El Sistema ONU se pone a disposición para colaborar con las autoridades y la sociedad civil en la búsqueda de su origen, soluciones y alternativas para mitigar sus daños’, recalcó la nota.
Según la Marina de Brasil, las manchas de petróleo se extendieron por cerca de 2.250 kilómetros y alcanzaron más de 230 playas de todos los nueve estados del noreste del país sudamericano.
Hasta ahora, la Marina movilizó a unos 2.700 militares, mientras el Ejército puso a la disposición un contingente de 5.000 personas para actuar en la contención, reducción y limpieza de la contaminación por el crudo en las playas.
‘Desde inicios de septiembre, Brasil está unido en el combate al crimen ambiental ocurrido en la región nordeste de nuestro país, inédito en la historia brasileña por la extensión geográfica y por la duración’, destacó la Marina en una nota.
Esta es la segunda gran catástrofe ambiental que ocurre en Brasil en los últimos meses, después de que las imágenes de la Amazonía en llamas dieran la vuelta al mundo el pasado agosto.
Así como sucedió en el caso de la selva amazónica, el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro sufrió duras críticas de diversos sectores de la sociedad por la tardanza en reaccionar y actuar en el control de los desastres ambientales. EFE