El anuncio repentino del presidente Donald Trump la semana pasada acerca de que Estados Unidos retiraría a sus soldados del noreste de Siria ya ha comenzado a cambiar la dinámica de poder en un país que ha soportado años de una guerra en la cual ha participado un conjunto enzarzado de actores internacionales.
El anuncio precedió una incursión turca que convirtió lo que había sido en gran parte una zona pacífica gestionada por los kurdos en el noreste de Siria en un nuevo punto de conflicto. Durante meses después de que Trump propuso la idea de la retirada por primera vez, los analistas y algunos de sus asesores advirtieron sobre este resultado preciso.
A continuación, los participantes que más ganarán o perderán debido a esta decisión.
LOS GANADORES:
El presidente sirio Bashar al Asad, junto con Rusia e Irán.
El presidente Bashar al Asad y sus partidarios internacionales, Rusia e Irán, se beneficiarán de la retirada de soldados, pues dejarán libre el camino para que Asad imponga un mayor control en su país azotado por la guerra.
Asad desde hace tiempo ha prometido recuperar grandes tramos del territorio que se perdieron durante la guerra civil de ocho años en el país. Parece que esa medida se está llevando a cabo ahora, pues las fuerzas gubernamentales sirias se han alineado con la milicia encabezada por los kurdos que Estados Unidos abandonó tras la retirada y están entrando a zonas del noreste donde no habían estado durante años.
Además, las dos amenazas más grandes al liderazgo de Asad se han debilitado de manera importante tras años de guerra: el Estado Islámico, gracias en gran medida a la coalición liderada por Estados Unidos, que combatió a los militantes; y la serie de grupos rebeldes que intentaron derrocar al gobierno sirio.
Rusia también se beneficiará. Después de que Trump anunció sus intenciones en diciembre, el presidente ruso Vladimir V. Putin aplaudió la decisión. Rusia ha contribuido con alrededor de 5000 soldados y algunas decenas de aviones para respaldar al gobierno de Asad, con lo que se hizo de un centro naval estratégicamente importante en la ciudad siria de Tartús en el mar Mediterráneo. Rusia también ha expandido su huella militar en Siria durante la guerra.
Irán desempeña de igual manera un papel excesivo en Siria como el aliado internacional que más ha invertido en el país y el que más ha apostado. Durante la guerra, Irán se adentró en Siria mediante sus combatientes y representantes, con lo que transformó el mapa estratégico medioriental.
Ha enviado a miles de combatientes al campo de batalla y desplegado drones y armas de precisión para ayudar a que Asad se mantenga en el poder. Con eso aseguró un enlace terrestre importantísimo a través de Siria con el fin de proporcionarle armas a Hezbolá, el aliado de milicia de Irán en el Líbano que se ha convertido en enemigo declarado de Israel.
Irán también capacitó y equipó a combatientes sirios chiitas defensores de Asad, mientras reforzaba vínculos con aliados en Irak y el Líbano, y se propuso construir un frente unido en caso de que hubiera una nueva guerra con Israel.
Para Asad, la retirada de Estados Unidos implica que el futuro de Siria muy probablemente dependerá en gran medida de fuerzas que se apeguen a su gobierno y a sus intereses.
Turquía
Turquía y Estados Unidos, aliados de la OTAN, con frecuencia han estado en desacuerdo respecto de Siria, aunque ambos se opusieron al gobierno de Asad. El hecho de que Estados Unidos haya respaldado a las Fuerzas Democráticas Sirias, o SDF, dirigidas por los kurdos —una milicia que Washington considera la más capaz de replegar a los militantes del Estado Islámico— le molestó a Turquía durante mucho tiempo.
Turquía ha combatido a los separatistas kurdos en el país desde la década de 1980 y ha señalado que el poder en aumento de los kurdos a lo largo de su frontera en el norte de Siria es una amenaza.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan había amenazado desde hace tiempo con emprender una intervención militar en contra de las fuerzas kurdas en Siria, pero la presencia de Estados Unidos en el noreste del país era una gran barrera.
La salida de los soldados estadounidenses le dejó libre el camino a Turquía para llevar a cabo esa medida, por lo que pudo lanzar un muy esperado ataque transfronterizo contra las FDS la semana pasada.
El Estado Islámico
“Hemos ganado en la batalla contra el EI”, declaró Trump en un video publicado en diciembre, cuando anunció por primera vez su intención de retirar a los soldados estadounidenses de Siria.
Desde entonces ha repetido esa frase muchas veces, pero los expertos —entre ellos algunos miembros del equipo de Trump y sus socios de coalición— estuvieron en desacuerdo desde el principio. Aunque los militantes perdieron el gran territorio que habían controlado en el punto álgido de su poder, la retirada de los soldados estadounidenses elimina uno de los principales adversarios del grupo.
Brett McGurk, que alguna vez fungió como emisario especial en la lucha en contra del EI, dijo en diciembre que la batalla contra el grupo no había terminado y que debía ser una iniciativa a más largo plazo.
También hay temores de que el caos de la incursión turca desvíe los recursos de las fuerzas kurdas que han estado encargándose de la detención de decenas de miles de combatientes del EI y sus familias en la región.
Los funcionarios locales señalan que alrededor de 500 simpatizantes del EI aprovecharon el caos en un centro de detención y escaparon esta semana.
LOS PERDEDORES:
Los kurdos sirios
Las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos, son uno de los grupos que se ven afectados de manera más inmediata por la retirada de Estados Unidos en Siria.
A pesar de haber sido aliados importantes de Estados Unidos en la lucha en contra del EI, el grupo dirigido por los kurdos quedó prácticamente abandonado cuando Trump anunció la retirada, con lo que despejó de manera efectiva el camino para que Turquía fuera tras sus combatientes.
Las fuerzas kurdas, que forjaron un enclave en el noreste de Siria durante la guerra, están perdiendo territorio y control como resultado de la decisión de Trump.
Por lo menos 133 combatientes de las FDS han sido asesinados por la ofensiva turca, de acuerdo con un grupo sirio de monitoreo, y la milicia se ha visto obligada a salir de áreas que había controlado durante años.
La retirada también ha provocado que los combatientes kurdos busquen nuevos aliados, y para eso recurrieron a las fuerzas del gobierno sirio de Asad, que desde hace mucho ha sido enemigo de Estados Unidos.
Muchos estadounidenses que combatieron al lado de las fuerzas kurdas, o que las apoyaron, han expresado la vergüenza que les causó la decisión de Trump.
Civiles
Los civiles han sufrido las consecuencias del conflicto sirio durante años; millones han sido desplazados de sus hogares y, tras escapar del país, millones más han luchado para sobrevivir como refugiados en el extranjero.
Los grupos de asistencia han advertido durante meses que desestabilizar aún más la región norte de Siria podría detonar otro desastre humanitario en la región, y ya hay señales de que está surgiendo tal crisis.
c. 2019 The New York Times Company