La celebración de la que estaba disfrutando el pasado viernes Gerard Piqué en un restaurante de la Ciudad Condal se vio interrumpida por la repentina aparición de los Mossos d’Esquadra, que se presentaron en el local -cerrado al público para la ocasión- tras descubrir un vehículo aparcado en medio de un paso de cebra cercano, a apenas 400 metros de un aparcamiento público.
Tras identificar al futbolista como el propietario del coche en cuestión, le ordenador que lo cambiara rápidamente de lugar antes de que fuera remolcado por la grúa. El programa de Telecinco ‘Sálvame Banana’ ha difundido varias imágenes del momento en que el deportista salió a la calle acompañado de los agentes para mantener una breve pero intensa discusión, según ha asegurado un testigo presencial. Finalmente Piqué recibió una multa de 200 euros, pero la sanción no incluía la pérdida de puntos en su permiso de conducir.
Este tipo de situaciones suele generar caos alrededor de Shakira, sobre todo porque vuelve a exponer a la pareja a los ojos del público y la prensa. Tanto Piqué como la colombiana viven la persecución de la prensa a diario por su estatus de celebridades, sin embargo, cada vez que el escándalo golpea al futbolista los medios buscan más para evidenciar cualquier tipo de mala conducta de éste.
Este nuevo incidente, por otra parte, situación se ha saldado más rápidamente que los anteriores encontronazos con las autoridades de la estrella del Barça: en 2014 acabó siendo acusado de un delito de desobediencia leve por reaccionar de manera desproporcionada y algo violenta cuando su hermano fue multado por aparcar durante unos minutos en el carril para autobuses, y el año pasado tuvo que pagar casi 5.000 euros por ponerse al volante a pesar de que no le quedaban puntos en el carnet.
Tras ese mal trago del fin de semana, Piqué decidió realizar una escapada romántica a Portugal junto a Shakira durante la que se alojaron en un palacete en el Alentejo en medio del campo.
La opinión