Puerto Príncipe, EFE.- El presidente de Haití, Jovenel Moise, hizo este martes un intento para evitar que las protestas que le han puesto contra las cuerdas se desborden aún más, en el día en el que concluyó la misión de estabilización de la ONU en el país caribeño.
La ONU ha estado presente en Haití de forma ininterrumpida desde 2004, primero con militares y desde 2017 con policías, y este martes cesó su labor en silencio, sin una ceremonia con la que dar paso a su nueva oficina política, en la que los asesores ocuparán el lugar dejado por los cascos azules.
Mientras, en las calles de Puerto Príncipe, centenares de haitianos volvieron a manifestarse para exigir la renuncia de Moise, en una serie de protestas que mantienen el país prácticamente paralizado desde el pasado 16 de septiembre.
Este martes la mayor manifestación tuvo lugar en el cruce de la avenida Delmas con la carretera del aeropuerto, un lugar que los activistas han bautizado como “kafou rezistans” (el cruce de la resistencia, en creole) por ser el punto habitual de concentración en las últimas semanas.
Allí se celebró un acto pacífico, en el que varios manifestantes recordaron con fotos la veintena de muertos y centenares de heridos que se han registrado en los tiroteos con la Policía en el último mes.
En los alrededores del lugar de protesta, varios neumáticos ardían, desprendiendo columnas de humo negro y un penetrante olor a caucho quemado e impidiendo la circulación de automóviles.
A pesar de la protesta, en el resto de la capital haitiana hoy se vivió un día de tregua relativa, en el que los comercios pudieron volver a abrir sus puertas, a diferencia de las escuelas y de otras instituciones que siguen sin operar desde hace cuatro semanas.
En un intento de bajar la temperatura de la calle, el presidente Moise hizo hoy una rara aparición pública, la primera desde el inicio de la actual crisis, para hablar con la prensa.
En la conferencia, celebrada en los jardines del Palacio Nacional, que continúa funcionando en un edificio prefabricado desde el terremoto de 2010, Moise reconoció que el descontento de la gente es “legítimo” y se debe, en parte, al “presupuesto criminal” que su Gobierno ha aplicado en el país para reducir el gasto público.
“El país es un país en crisis. La crisis social, crisis económica y crisis política son muy profundas, pero lo que quiero decir a la población hoy es que esas crisis solo hay una manera de resolverlas. Podemos resolverlas cuando decidimos unirnos”, afirmó el mandatario.
La intervención de Moise se produjo después de la multitudinaria manifestación del domingo pasado, que fue convocada por artistas y reunió a decenas de miles de personas en las calles de la capital haitiana demandando la renuncia del jefe de Estado.
La invitación al diálogo no tuvo una buena acogida ni en la oposición ni en las calles.
El líder opositor André Michel, portavoz del movimiento Sector Democrático y Popular, dijo en un comunicado que su grupo, uno de los impulsores de las protestas, rechaza el llamamiento al diálogo.
“No hay diálogo con las personas involucradas en el despilfarro de 4.200 millones de dólares del fondo Petrocaribe. No hay diálogo con los autores intelectuales y materiales de la masacre de La Saline. Ningún diálogo con los que asesinaron a nuestros hermanos y hermanas durante nuestras diversas manifestaciones pacíficas”, dijo Michel.
En la calle, los manifestantes también aseguraron que se mantendrán firmes hasta que Moise deje la Presidencia, cargo que ocupa desde 2017.
“No hay una persona que pueda creer en Jovenel porque siempre está mintiendo, no hay nadie en Haití que crea en él. Hoy ha hecho una conferencia de prensa y ha prendido fuego en el país”, dijo a Efe un activista, Demostene Paul Emile.
Las protestas, que tuvieron como detonante el desabastecimiento de combustible, cumplen un mes este miércoles y para el día siguiente, la oposición ha convocado una jornada de “levantamiento general de las masas populares y campesinas”, que, según los organizadores, será multitudinaria.