Madrid .- ¿Es más interesante desde el punto de vista científico y tecnológico regresar a la Luna o ir a Marte?; ¿es mejor, y factible con las tecnologías disponibles, hacerlo con astronautas, o es preferible enviar antes robots?.
Sobre esos interrogantes, sobre los próximos retos de la exploración espacial y sobre el papel que España ha desempeñado durante las últimas décadas y el que va a tener en el futuro debaten, desde este miércoles en Madrid. profesionales de la ciencia, de la industria, de las universidades y de numerosos organismos públicos de investigación en el I Congreso del Espacio.
Las respuestas son casi unánimes: tecnológicamente Marte es un reto mayor, pero hoy por hoy es impensable (hasta “una locura” hubo quien dijo) mandar una persona al planeta rojo; primero por los riesgos “políticos” que conlleva, pero, sobre todo, por los riesgos asociados a la salud, porque no se conoce suficientemente cómo afectará la radiación, el aislamiento y la falta de gravedad al cuerpo humano en una misión tan necesariamente larga.
Científicos, empresas y representantes políticos han subrayado la “juventud” del sector espacial pero también su extraordinaria capacidad para transformar la sociedad, y han coincidido también al destacar la fortaleza del sector en Europa y la importante presencia, competitividad y pujanza de España en ese contexto.
Los datos avalan esa pujanza: las empresas españolas del sector aeroespacial facturaron el pasado año casi 13 170 millones de dólares, exportaron el 66 por ciento de sus productos y servicios, contribuyeron con un 1 por ciento al Producto Interior Bruto, generan casi 60 000 empleos directos de alta cualificación y dedican el 9 por ciento de facturación a investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).
La ciencia espacial es especial, apuntaron muchos de los ponentes durante la primera jornada del Congreso, porque fomenta la innovación y de sus retornos se beneficia toda la sociedad; porque promueve la cooperación internacional; y porque es muy atractiva y despierta muchas vocaciones de gente joven que encauza su carrera profesional hacia esta rama del conocimiento.
¿Hacia dónde apunta la ciencia espacial?; todos los ponentes que intervenieron coincidieron en la necesidad de explorar e investigar el Sistema Solar para conocer más en profundidad sus orígenes y cuál será su evolución; en la búsqueda de actividad biológica en otros planetas; y en la importancia de las ondas gravitacionales para desentrañar “misterios” como el de los agujeros negros o el origen del Universo.
El objetivo, casi siempre, es investigar en el origen y la evolución de la vida en la Tierra; conocer por qué apareció en este planeta; y averiguar si es posible que exista en otros.
España está perfectamente preparada y capacitada para participar en todos esos retos, coincidieron todos los expertos, y apuntaron que durante los últimos años empresas españolas han sido ya contratistas “principales” de algunas misiones y de numerosos instrumentos que han acompañado a las naves espaciales.
El director de la Agencia Espacial Europea (ESA), Johann-Dietrich Wörner, incidió en la importancia y la necesidad de conocer el pasado “para preparar el futuro” y en la fortaleza del sector espacial europeo para afrontar los retos que se van a plantear en los próximos años, y entre estos citó el de volver a la Luna, el de establecer allí una base permanente, o el de viajar hasta Marte.
Nada como el espacio simboliza la ausencia de fronteras, señaló el director de la ESA, quien sobre una fotografía de la Tierra captada desde el espacio se refirió a las “luces” que se vislumbran sobre Europa, pero también a las “nubes” que se ciernen sobre el Reino Unido.