México se encuentra en la lista de los 10 países con mayor deuda externa en el mundo, con USD 452.991 millones (8.7 billones de pesos), es decir el 35.8% del Producto Interno Bruto (PIB), según el último informe del Banco Mundial titulado International Debt Statistics.
La deuda del sector público y empresas privadas del país llegó en 2018 a un saldo histórico, año en el que las tensiones políticas vinculadas al comercio con Estados Unidos redujeron los flujos de capital a los mercados financieros. Fue en ese año en el que se anunció un nuevo acuerdo comercial en sustitución al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
México es uno de los 10 países prestatarios más grandes, junto a Argentina, Brasil, China, India, Indonesia, Rusia, Sudáfrica, Tailandia y Turquía. Según la publicación del Banco Mundial, registró un incremento tres veces mayor en el financiamiento a corto plazo.
El desglose constató que el 65% de la deuda externa a largo plazo es del sector público, mientras que la de empresas privadas que buscan financiamiento al exterior del país es del 42.2%, lo que supone que uno de cada tres pesos de la economía contenida en el Producto Interno Bruto (PIB) está comprometido en el extranjero.
México e India representaron cerca del 54% de las entradas netas de deuda a largo plazo a prestatarios del sector público en el mundo. Mientras que Brasil y Turquía juntos sumaron el 55% de las entradas a prestatarios privados.
En 2018, tanto el sector público como privado pagó 22.874 millones de pesos en intereses, equivalente al 5% del total de la deuda. Dicho monto se redujo en comparación a 2017 por efecto de mejores condiciones para lo que hace al pago del sector público.
Por otra parte, en el mismo año disminuyó en USD 2.598 millones las entradas financieras a bancos comerciales. Es la reducción más alta de capitales desde 2016, año en el que Donald Trump ganó las elecciones para ser presidente en Estados Unidos y se anunció la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
El Banco Mundial subrayó que en países de ingreso bajo y mediano, aumentó en 2018 un 5.2% el saldo de la deuda externa, que alcanzó USD 7.8 billones. Mientras los flujos netos de deuda (desembolsos brutos menos pagos del principal) a los países de ingreso mediano y bajo cayeron un 28% en 2018, hasta llegar a los USD 529. 000 millones.
Al mismo tiempo, los flujos netos de deuda (incluidos la deuda y el capital) a los países de ingreso mediano y bajo disminuyeron un 19% en 2018, y un 29% si no se considera a China. Todo ello sin considerar a los 10 países que concentran la mayor cantidad de deuda.
La publicación del Banco Mundial señaló además que Argentina fue el único país de esa lista que registró un aumento significativo en la Inversión Extranjera Directa (IED). Las entradas aumentaron un 60%, pero esto se debió principalmente a la baja base en 2014, cuando el gobierno compensó a Repsol España por la nacionalización de su filial YPF SA.
En el caso mexicano, las entradas capital se vieron reforzadas por la inversión en la industria automotriz y las adquisiciones transfronterizas, incluidas algunas megacompras, como la de la compañía de telecomunicaciones inalámbricas Grupo Lusacell SA de V por AT&T America por USD 2.5 mil millones.
El reporte concluye que, aunque en promedio la carga de la deuda externa de los países de ingresos bajo y mediano fue moderada, desde 2009 varios han experimentado un deterioro de la trayectoria de la deuda. En ese sentido, destaca que hasta hace 10 años, 68% de los países mantenían endeudamientos por debajo del 30% del PIB, mientras que ahora es el 75% de los países los que están en esa condición.
“Para crecer con mayor rapidez muchos países en desarrollo necesitan más inversiones que se adapten a sus objetivos de desarrollo”, concluyó David Malpass, presidente del Grupo del Banco Mundial.