Los antibióticos, que se emplean para combatir infecciones causadas por bacterias, redujeron la eficiencia de los tratamientos inmunológicos contra el cáncer.
En un estudio del Imperial College London, esa consecuencia fue notable para aquellos pacientes que recibieron antibióticos un mes antes de la inmunoterapia, no para aquellos que los recibieron al mismo tiempo.
No hubo diferencia entre las distintas clases de antibióticos administrados: todos acortaron la supervivencia de las personas.
El estudio, presentado en el Simposio 2019 sobre Inmunooncología Clínica, de la Asociación Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO) y ahora publicado en la revista académica JAMA, comprobó que los pacientes que tomaron antibióticos orales antes de comenzar la inmunoterapia sobrevivieron entre 2,5 y 3,9 meses al tratamiento, mientras que aquellos que recibieron antibióticos durante el tratamiento sobrevivieron entre 11 y 26 meses.
El estudio tiene importancia para entender mejor el funcionamiento de este tratamiento relativamente novedoso contra el cáncer: qué factores pueden contribuir a que funcione o no.
“La inmunoterapia puede tener éxito en aproximadamente un 20% de los pacientes, pero es muy difícil saber quién va a responder”, explicó David Pinato, autor principal del trabajo, en un comunicado de prensa.
Vea También: Células cancerosas pueden sobrevivir a la quimioterapia
Ahora se conoce al menos un factor que afecta esa respuesta: “Hemos demostrado que, en caso de exposición previa a los antibióticos, la respuesta a la inmunoterapia y la supervivencia de los pacientes se desmorona”. En cambio, quienes necesitaron antibióticos mientras recibían ese tratamiento no se vieron afectados.
El resultado, destacó Pinato, “nos hace preguntar si necesitamos un umbral más alto a la hora de recetar antibióticos a los pacientes con cáncer que se preparan para recibir inmunoterapia”.
El trabajo siguió a 196 pacientes en dos hospitales del Servicio Nacional de Salud (NHS) británico, diagnosticados con cáncer de pulmón no microcítico, melanoma y cáncer de cabeza y cuello, entre otras enfermedades. De ellos, 26 habían tomado antibióticos hasta 30 días antes de comenzar la inmunoterapia y 68 los tomaron durante el tratamiento.
Aunque las drogas pertenecían a diferentes familias —había antibióticos betalactámicos, aminoglucósidos, quinolonas, macrólidos, sulfamidas, tetracilinas e imidazol—, todas redujeron la tasa de supervivencia cuando se las tomó antes del tratamiento.
La razón, explicó Pinato a The Guardian, podría estar en su efecto destructivo del microbioma intestinal, lo cual debilita el sistema inmunológico.
“Los antibióticos eliminan parte del microbioma intestinal”, explicó el especialista de Imperial College. “Si uno tiene un buen microbioma, es probable que haya educado al sistema inmunológico para que luche mejor contra el cáncer”.
Dañarlo, en cambio, podría dificultar que la inmunoterapia, que consiste precisamente en aumentar la capacidad del propio cuerpo para combatir el cáncer, diera el resultado esperado.
Aunque otros estudios han apuntado a otros factores que explicarían el fracaso de la inmunoterapia, “esta vinculación parece ser bastante sólida”, agregó Pinato.
Es necesario —concluyó— más investigación para determinar hasta qué punto es un factor de incidencia, y si se trata del momento en que se administra el ciclo antibiótico o de algo más.
Hace tiempo que los antibióticos están bajo presión, ya que la flexibilización de su uso parece haber ayudado a crear resistencias y generar superbacterias. “Esto probablemente agrega otra capa de complejidad al manejo de los antibióticos”, dijo Pinato.
Fuente: Infobae