Dos acciones que en principio están poco relacionadas como el ejercicio físico y la higiene bucal pueden tener sus contraindicaciones. Un estudio llevado a cabo por científicos españoles y británicos ha concluido que no es recomendable usar enjuague bucal tras practicar deporte. La investigación ha sido publicada por Science Direct y recogido por Gizmodo.
En la investigación concluyeron que el uso de un enjuague bucal después del ejercicio puede reducir uno de los beneficios básicos del deporte: reducir la presión arterial. Cuando hacemos deporte, los vasos sanguíneos se dilatan y aumenta la circulación del flujo sanguíneo. Esta circulación se mantiene alta después del ejercicio, gracias a que las bacterias interactúan con un compuesto llamado nitrato, que se forma cuando el óxido nítrico se degrada.
El nitrato puede ser absorbido en las glándulas salivales y excretado con saliva en la boca, explica el científico Raúl Bescos, de la Universidad de Plymouth. Cuando el nitrito se produce y se ingiere con saliva, se absorbe en la circulación sanguínea y se reduce de nuevo al óxido nítrico, que mantiene los vasos sanguíneos anchos y disminuye la presión arterial. Pero el estudio demuestra que este mecanismo se interrumpe si se agrega enjuague bucal antibacteriano.
El experimento se llevó a cabo con 23 adultos sanos que corrían durante 30 minutos en una cinta, tras lo que se enjuagaban con con un colutorio o con un placebo con sabor a menta, y repetían la acción a los 30, 60 y 90 minutos. Además, se les tomó la presión arterial durante el experimento, inmediatamente después del ejercicio y durante el descanso.
El resultado es que una hora después de la sesión en la cinta de correr, la reducción promedio de la presión arterial sistólica en el grupo del placebo fue de -5,2 mmHg, mientras que en el grupo que usó enjuague bucal la reducción fue menor, de -2.0 mmHg, lo que sugiere que el uso de enjuague bucal antibacteriano (clorhexidina al 0,2%) había reducido la disminución de la presión arterial sistólica en más del 60%.
Dos horas después de la sesión de correr, el grupo del enjuague bucal no mostró signos de reducción de la presión arterial derivada del ejercicio, mientras que los del placebo aún registraron una reducción significativa.
Una de las conclusiones del estudio es que no todas las bacterias son necesariamente malas para nuestra salud.