Los miles de inmigrantes haitianos que viven en Bahamas huyeron de la desgracia en su país y tras el paso del huracán Dorian, por el archipiélago podrían enfrentarse a una vida peor que la que dejaron atrás.
Un huracán que dejó, según cifras oficiales, al menos 50 muertos, aunque se prevé que ese dato sea superior debido a las miles de personas desaparecidas en las dos zonas más afectadas por el ciclón, Islas Ábaco y Gran Bahama.
Para este miércoles está previsto que el primer ministro de Bahamas, Hubert Minnis, anuncie un incremento en el número de víctimas e informe sobre el estado de los trabajos de recuperación.
El Gobierno estima que unas 10.000 personas en Ábaco necesitan agua, comida y vivienda temporal, mientras que según la ONU 70.000 personas no tienen vivienda o estas están seriamente dañadas en las zonas afectadas por el huracán.
La mayoría de los haitianos residentes en Bahamas vivían en Piggeon Pea y The Mudd, en Islas Ábaco, sin embargo nada de ello quedó en pie tras el paso del ciclón ya que habitaban chozas y barracas de pobre construcción.
De acuerdo con el ministro consejero de la Embajada de Haití en las Bahamas, Dorval Darlier, hay preocupación por el destino de los haitianos residentes en Ábaco e incluso ha indicado que será difícil saber cuántos no sobrevivieron.
La dificultad radica en el hecho de que muchos de ellos residían ilegalmente en Bahamas y no estaban inscritos en la legación diplomática.
A su vez, subrayó el hecho de que la comunidad haitiana vivía en condiciones de pobreza por lo que resulta muy difícil que muchos de ellos pudieran sobrevivir un huracán de categoría 5 como Dorian.
En cuanto a los que sí han sobrevivido al ciclón, mencionó que está “preocupado ya que es más difícil para ellos” en comparación con los bahamenses “lograr ponerse en pie de nuevo ya que estos tienen sus casas aseguradas y los haitianos no”, dijo Darlier en declaraciones publicadas hoy por medios locales.
A su vez, se mostró convencido de que las autoridades de Bahamas no van a dejar fuera de la ayuda a los haitianos ya que “están haciendo una distribución de la ayuda equilibrada”.
“Les alimentan y les tratan si están enfermos”, agregó Darlier, quien añadió que cuando algunos fueron evacuados el proceso se llevó a cabo a la misma vez que los bahamenses.
Por último, insistió en que su máxima preocupación es cuántos haitianos fallecieron por el huracán Dorian.
“Es muy difícil para mi preguntarle al Gobierno … muchos de ellos eran ilegales por lo que ni ellos ni nosotros podemos saber si están muertos o no, ya que no hay una contabilidad oficial de cuántos hay”, subrayó.
El problema principal de los haitianos residentes en las Bahamas es el alto nivel de indocumentados que residen en el archipiélago por lo que tanto el recuento de cuántos sobrevivieron y murieron, y el temor de muchos de ellos de acudir a las autoridades para pedir ayuda o poder alojarse en un refugio temporal ya que se enfrentan a la posibilidad de ser deportados, es un hecho.
Otros, al perder sus casas, han extraviado sus pasaportes y permisos de trabajo, lo que les pone en una situación de indefensión legal máxima de cara al futuro.
Un futuro que afrontan sin nada de lo poco que tenían tanto en su país como al llegar a Bahamas.
Pese a todo en muchos refugios en Nassau, la capital, la mayoría de los que se albergan en ellos son haitianos que prefieren estar ahí o enfrentarse a la posibilidad de ser deportados, antes que regresar a su país, uno de los más pobres del mundo.
En el refugio se les da de comer a diario, duermen en un camastro, se pueden lavar y tienen una manta bajo la que cobijarse.
Pese al temor de que pudieran ser deportados al lugar del que huyeron buscando algo mejor, el portavoz de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias de Bahamas (NEMA, por su sigla en inglés), Carl Smith, ha indicado en varias ocasiones que, por el momento, no se va a repatriar a nadie.
Cientos de haitianos han sido rescatados este año cuando intentaban llegar hacinados en barcas hasta las Bahamas, la mayor cantidad de ellos fueron localizados en junio y totalizaron 200.
Todos ellos fueron devueltos a su país posteriormente.
Una de las peores tragedias se produjo en febrero de este año cuando 28 de ellos murieron intentando llegar a las Islas Ábaco.
Haití atraviesa una profunda crisis económica, política y social, en tanto que la inseguridad sigue en incremento y las manifestaciones violentas persisten por los escándalos de corrupción que han salpicado a miembros del Gobierno actual y de anteriores administraciones.