Santiago de Chile, (EFE).- Miles de personas participaron este domingo en una romería hacia el Cementerio General de Santiago para rendir homenaje a las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, tres días antes de que se cumplan 46 años del golpe de Estado que el 11 de septiembre de 1973 derrocó a Salvador Allende.
La marcha, convocada por organizaciones sociales y pro derechos humanos, se realiza cada año el fin de semana previo a la conmemoración del derrocamiento del presidente socialista y habitualmente se registran enfrentamientos violentos entre grupos de manifestantes y la Policía.
Este año no fue la excepción y los incidentes se concentraron en la parte final de la romería, cuando la columna de manifestantes llegó al Cementerio General, en el barrio santiaguino de Recoleta, aunque fueron menos intensos que en ediciones anteriores.
Grupos aislados de manifestantes encapuchados lanzaron cócteles molotov a los agentes antidisturbios de Carabineros, que respondieron con gases lacrimógenos y chorros de agua, y detuvieron al menos a una decena de personas.
La romería, que transcurrió en un ambiente pacífico y tranquilo, estuvo resguardada en todo momento por un amplio contingente policial.
La columna de manifestantes inició su recorrido en la plaza Los Héroes y luego pasó frente al Palacio de La Moneda, que fue bombardeado el 11 de septiembre de 1973, para enfilar el rumbo hacia el Cementerio General.
Muchos de los asistentes portaban fotos con los rostros de los miles de detenidos desaparecidos que dejó el régimen de Pinochet, que se prolongó hasta 1990.
En otras pancartas se podían leer consignas como “¿Dónde están?”, “Yo no olvido, exijo justicia” y “La impunidad de ayer es la causa de las injusticias de hoy”, y otros lemas relacionados con la búsqueda de verdad y justicia.
El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, participó en el primer tramo de la movilización y resaltó la importancia de combatir el “negacionismo” de la dictadura.
“Para que no haya olvido, y para seguir luchando por verdad y justicia en un país donde estamos acostumbrados a normalizar el olvido y la impunidad, y donde tenemos que seguir construyendo un país de verdad honesto y transparente”, sostuvo el edil, militante del Partido Comunista (PC).
La figura de Pinochet ha cobrado un inesperado protagonismo esta semana gracias a las polémicas declaraciones del presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, que elogió la dictadura chilena en un duro ataque verbal hacia la exgobernante Michelle Bachelet, actual alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
“Señora Michelle Bachelet: si no fuera por el personal de Pinochet, que derrotó a la izquierda en 1973, entre ellos a su padre, hoy Chile sería una Cuba”, dijo Bolsonaro en respuesta a un informe de Naciones Unidas crítico con la situación de los derechos humanos y la violencia policial en Brasil.
Las palabras de Bolsonaro pusieron en aprietos al Gobierno de Sebastián Piñera, que mantiene una relación cordial y cierta sintonía política con su colega brasileño, pero que se vio obligado a expresar en público su desacuerdo.
Piñera manifestó que no comparte “en absoluto” la referencia hecha por Bolsonaro respecto a Bachelet, “especialmente en un tema tan doloroso como la muerte de su padre”, un general de la Fuerza Aérea que se opuso el golpe de Estado y que murió en una cárcel de Santiago en 1974, debilitado por las torturas que sufría periódicamente.
El presidente chileno, sin embargo, evitó condenar explícitamente la alusión de Bolsonaro a Pinochet y su reacción fue criticada por la oposición, que la consideró demasiado tibia.