Lima.- Mientras que el negocio de las nuevas tecnologías pasa porque los aparatos que nos acompañan sean renovados cuantas veces sea posible, una familia de emprendedores en Perú ha apostado por crear un ordenador portátil ecológico, de bajo costo, hecho de madera y diseñado para durar de diez a quince años.
Se trata del Wawalaptop, una innovación desarrollada por una familia de profesionales que decidió unir el diseño ecológico con el software libre para crear una portátil que tenga un fin social: “llevar nuevas tecnologías hasta los lugares más recónditos del país”.
El sueño, según explicó Alejandra Carrasco, CEO de Wawalaptop, a la Agencia Efe, nació a partir de los viajes a las zonas rurales del país que realizó su familia, en donde pudieron ver de cerca “como es que muchos niños no tienen la posibilidad de contar con un recurso tecnológico en sus escuelas”.
Así, la familia Carrasco, que está conformada por especialistas informáticos, expertos en marketing y Alejandra, quien es una joven preuniversitaria de 17 años, llegó a un acuerdo: “tomar acción ante el problema”.
“Nació en nosotros la necesidad de contribuir a la sociedad con un granito de arena. Entonces empezamos con estas placas SBC (Single Board Computer) y empezamos a trabajar para crear el primer prototipo”, comentó el ingeniero informático Javier Carrasco, gerente de Tecnologías de Wawalaptop.
En 2015 obtuvieron el primer ordenador de escritorio de bajo precio, el cual llevaron a diversas zonas de los Andes y la Amazonía peruana para que los niños hicieran las primeras pruebas de funcionamiento.
“Si bien los niños estaban felices de tener una computadora, vimos que todo se diluía muy rápido. Entonces pensamos que teníamos que darles algo más”, agregó el informático, que vio en la curiosidad de sus primeros clientes un potencial para explotar.
Así su equipo empezó a desarrollar la que se conoce hoy como la Wawalaptop 2.0, que es una portátil de 10,1 pulgadas cuyo casco está hecho con material MDF, que es un compuesto basado en fibras de maderas, y que asegura su estatus de reciclable.
No obstante, su peculiaridad, según señalaron, radica en que es una portátil fácilmente desmontable, “por sus piezas sólidas”, por lo que, como un juguete de bloques de piezas, invita al desarrollo de la imaginación de los ‘wawas’ (niños, en quechua).
“Queremos que ellos puedan crear a través de la Wawalaptop, que puedan realizar todas actualizaciones del producto. Desde luego, teniendo las capacitaciones para que lo hagan ellos mismos”, apuntó Carrasco.
Y es que su software se basa en el sistema operativo libre Linux, lo que les da mayor libertad a los usuarios; mientras que su abastecimiento de energía tiene dos opciones: energía solar y energía eléctrica común.
Avances tecnológicos con fines sociales de Wawalaptop que los llevó este año a ganar el concurso de Start Up Perú, del ministerio de la Producción y también el soporte empresarial de la incubadora de empresas del Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Lo que sigue ahora para esta pequeña portátil de nombre quechua es que pueda producirse a una mayor escala, un reto que ya iniciaron con una presentación social del producto a diversas ONG, a las que venden su producto por 799 soles (unos 235 dólares).
Con esta venta, según indicaron, se podrá poner solución a dos frentes de las nuevas tecnologías: un mayor acceso a las poblaciones vulnerables para la mejora de la educación y que ello se asegure con un producto responsable con el medio ambiente.
“La idea es que el estudiante de tercer o cuarto grado de primaria puede tener esta portátil en el tiempo. Entrar a secundaria con la Wawalatop 3.0 o 4.0, y ya en la universidad la mantenga simplemente haciéndole ‘upgrade'”, apuntó Carrasco.
El precio del ‘upgrade’, según aseguró, alcanzaría el 20 % del producto total, que es básicamente el precio de una nueva placa, que puede ser adquirida en el mercado internacional de 35 dólares.
Un precio más que razonable si se considera que con esto podría evitarse toneladas de desechos tecnológicos en el país.