El Papa Francisco recordó hoy el último naufragio en el Mediterráneo central en el que se cree murieron cerca 150 migrantes e instó a la comunidad internacional a que actúe para evitar tragedias similares.
“He recibido con dolor la noticia del dramático naufragio de hace unos días en aguas del Mediterráneo, en el que perdieron la vida decenas de migrantes, entre ellos mujeres y niños”, dijo Francisco durante el rezo del Ángelus dominical en la plaza de San Pedro.
Y renovó su llamamiento “para que la comunidad internacional actué con rapidez y decisión para evitar que se repitan tragediassimilares y garantizar la seguridad y dignidad de todos”.
El papa argentino invitó después a rezar con él por las víctimas de este naufragio del pasado 25 de julio y por sus familias “y preguntar al Padre ¿por qué?”.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) afirmó que algunos de los supervivientes del hundimiento de una barca de manera frente a Libia aseguraron que habían desaparecido entre las aguas al menos 150 personas, en lo que es la mayor tragedia ocurrido en el Mediterráneo desde mayo de 2017.
El accidente se produjo a unos nueve kilómetros de la costa de Libia, cuando la embarcación de madera en la que viajaban entre 250 y 300 migrantes, en su mayoría procedentes de Eritrea y Sudán, comenzó a tener problemas en el motor y comenzó a hundirse.
En ese momento, no había barcos de ningún operativo europeo y tampoco de las oenegés, ya que algunas han visto como la Justicia italiana se ha incautado de sus barcos.
La única nave operativa en este momento es la “Ocean Viking” de SOS Mediterranée y Médicos sin Fronteras, pero aún no ha llegado a la zona, y el barco de Open Arms está atracado en Sicilia.