La compañía estatal rusa de armamento Rostec aseguró este jueves “estar lista” para venderle sus cazabombarderos Sukhoi Su-35 a Turquía si las autoridades de ese país así lo piden, una nueva provocación que parece destinada a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) apenas tres días después de que comenzara la entrega de los primeros componentes del sistema de defensa antiaérea S-400 adquiridos por Ankara.
Esta reciente operación ha generado una crisis sin precedentes entre Turquía y la OTAN, de la que es parte. Incluso Estados Unidos ha cancelado la venta programada de su avanzado cazabombardero Lockheed Martin F-35 Lightning II a Ankara, argumentando que su tecnología hubiera corrido riesgo de caer en manos rusas si coexistía con la de los S-400 en bases turcas.
“Si nuestros colegas turcos expresan un interés, estamos listos para discutir la entrega de los Su-35”, señaló el director de Rostect, Sergei Chemezov, de acuerdo a un reporte de la agencia TASS.
Una fuente militar turca, citada por la cadena estatal rusa Sputnik, asegura que el presidente Recep Tayyip Erdogan “evaluará este tema tan importante y hará una declaración” aunque “aún es muy temprano para hablar de la compra”.
Las palabras de Chemezov y de la fuente llegan luego de que el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, asegurara que si Estados Unidos finalmente cancela la venta de los F-35, buscarán otro contrato con cualquier otro país, “incluyendo Rusia”.
Turquía ingresó en la OTAN, una alianza militar diseñada para contener la influencia de la desaparecida Unión Soviética y servir como primera línea de defensa ante un posible ataque, en 1952.
Desde entonces las fuerzas armadas turcas se han equipado históricamente con armamento proveniente de sus aliados de la OTAN, y aún en la actualidad la mayor parte de éste proviene de esas fuentes.
Pero en un contexto de creciente degradación de las relaciones entre Turquía y Estados Unidos y la Unión Europea, especialmente tras el intento de golpe de Estado en Turquía de 2016, el gobierno de Erdogan estableció nuevos diálogos con Rusia, heredera de la URSS, para la compra del avanzado sistema de defensa antiaérea S-400.
El contrato de compra se firmó en 2017 y la primera entrega de los componentes del sistema comenzó el domingo.
Desde un principio Washington se opuso a la operación y planteó reservas ante la programada venta de los F-35. Esta avanzada aeronave furtiva que voló por primera vez en 2006 fue ofrecida a un número reducido de miembros de la OTAN y aliados estratégicos de Estados Unidos, como Reino Unido, Italia, Australia, Canadá, Noruega, Dinamarca, Holanda, Israel, Japón y Turquía.
El peligro argumentado por el Pentágono es que de entregar los F-35 a Turquía estos estarán al alcance de los técnicos rusos destinados a poner en operación a los S-400. Además, los aviones estadounidenses iban a estar forzados a ingresar, como parte del sistema defensivo turco, en redes de intercambio de información con los lanzamisiles rusos, una situación inusual especialmente tratándose de armamento tan avanzado.
“El F-35 no puede coexistir con una plataforma de recolección de datos rusa que será utilizada para aprender sobre sus capacidades. Haber aceptado los S-400 menoscabó los compromiso hechos por todos los aliados de la OTAN para alejarse de sistemas de armas rusos”, señala el comunicado de la Casa Blanca justificando la decisión de cancelar el envío del caza.
El texto asegura que la decisión de Turquía afectará las operaciones con la Alianza Atlántica, aunque señaló que la cooperación continuará y que la relación entre las fuerzas armadas estadounidenses y turcas sigue siendo “fuerte”.
Un poderoso cazbombardero de una generación anterior
El Sukhoi Su-35 no es un equivalente, por capacidades y tecnología, al F-35, más emparentado con los avanzados Su-57 y F-22 Raptor. Pero constituye sin embargo un poderoso cazabombardero de primera línea que equipa a numerosos escuadrones rusos y que Moscú ha logrado vender a China e Indonesia.
Los Su-35S fueron lanzados en 2008 y se trata del último desarrollo de la familia de los cazas de superioridad aérea Sukhoi Su-27 Flanker, que volaron por primera vez en 1985. La última versión puede volar a una velocidad máxima de 2.500 kilómetros por hora a una altura de 20.000 metros, con una autonomía de 1.600 kilómetros.
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