La guerra comercial entre Estados Unidos y China amenaza el moderado crecimiento económico de América Latina y el Caribe, cuya proyección redujo este miércoles el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 1,4 a 1,1 por ciento para 2019.
Eric Parrado, economista jefe del BID, explicó que la bajada de la proyección responde a una menor expectativa de crecimiento, sobre todo de países más grandes como Argentina, Brasil y México.
Al crecimiento “moderado” de la región, se suma el riesgo de “shock externos”, entre los que mencionó las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que “podría tener un impacto significativo de reducción de crecimiento en América Latina y el Caribe, como promedio”.
En una rueda de prensa realizada en Guayaquil, donde tiene lugar la sexagésima Asamblea Anual del BID, apuntó que la tensión de la guerra comercial que viven EE.UU. y China “no solo significa un impacto de comercio entre esos países” sino a nivel global.
Se afectan así -dijo- las cadenas de valor de producción pues “la producción hoy día no está determinada en un solo país. Hay cadenas de valor en muchos países en la que cada país aporta de alguna forma y el crecimiento se puede ver afectado”, insistió.
Sobre el impacto de la migración venezolana en la región, Parrado consideró que a corto plazo puede significar un reto porque representa un aumento del gasto fiscal por la provisión de servicios públicos, aunque a largo plazo puede ser positiva por el aporte a la economía, como está ya ocurriendo en Chile.
Por otra parte, mencionó como otro eventual shock para la región la posibilidad de una reducción del precio de los activos, lo que podría provocar “una reducción de la tasa de crecimiento de América Latina que podría llegar al ámbito negativo en 2020”.
Recordó que, a través de los informes elaborados por el BID, se trata de identificar los riesgos potenciales para una mejor preparación “a través de reformas por el lado fiscal y también de las inversiones”.
Sobre la preparación macroeconómica de los países respecto a la posibilidad de un “shock externo”, comentó que ahora hay “una situación un poco más débil” de lo vivido en 2007 (un año antes de la crisis global), pues se han reducido los espacios fiscales en promedio y los del ámbito de la política monetaria.
“Por lo tanto, no tenemos toda la resiliencia que deberíamos tener para enfrentar este tipo de vulnerabilidades”, señaló el representante del BID.
Comentó que en el análisis realizado esta semana en Ecuador, el “único aspecto positivo” que se desprende de las variables macroeconómicas ha sido el tema de la liquidez de las reservas internacionales pues “estamos en una mejor posición” en términos de esas reservas en los Bancos Centrales respecto del 2007.
“Obviamente eso es una buena noticia, pero que no alcanza a compensar las otras variantes macroeconómicas sobre todo relacionadas con el ámbito fiscal”, comentó antes de recordar que el Caribe ha hecho “ciertas tareas de reformas en que ha sostenido y consolidado el gasto fiscal de forma significativa”.
Y por ello recomendó que se continúe con las reformas que realizan varios países de la región en término de consolidación fiscal, inversiones y proyecciones de largo plazo.
Sobre la visión de largo plazo respecto a las fuentes de crecimiento, en la cita las compararon con las tasas de Asia emergente y constataron que “son mucho más altas” producto de una mayor inversión tanto en el ámbito privado como público, pero también en términos de productividad.
Las tasas de inversión como porcentaje del PIB en Asia están sobre el 25 por ciento y las de la región figuran en torno al 11 y 12 por ciento, lo que es “obviamente muy reducido para las necesidades de desarrollo que tenemos en nuestros países”, dijo.
Identificó a la inversión y la productividad como fuentes de crecimiento importantes para la región, pero puso el acento también en temas de infraestructura física y digital.
En ese sentido, el BID recomendó la creación de fondos nacionales de infraestructura con visión a largo plazo, que no solamente dependan de ciclos políticos.
Relacionada ahora mayoritariamente con los bancos, el BID sugiere buscar atraer a otros inversionistas en asuntos de infraestructura, entre los que mencionó fondos soberanos, de pensiones y compañías de seguros.