El ex preso político cubano Ricardo Bofill, fundador del respetado Comité Cubano Pro Derechos Humanos (CCPDH), que comenzó sus actividades en 1976, falleció este viernes en Miami a los 76 años, informaron sus familiares.
La viuda de Boffil, Yolanda Miyares, informó de su muerte ocurrida a la 3 de la madrugada en su casa, donde según dijo estaba bajo un plan médico pues tenía dolencias cardiovasculares.
“Fue un gran hombre. Para lo bueno y para lo malo, siempre estuvimos juntos”, manifestó Miyares a Radio Televisión Martí, la “voz” del Gobierno estadounidense para Cuba.
“Luchó para defender los derechos humanos en Cuba y en el mundo. Luchaba por todo el que estaba oprimido en Cuba. La casa de nosotros se llenaba de opositores”, recordó la viuda.
La principal organización cubana de derechos humanos se basó en la Declaración Universal de Derechos Humanos para concienciar sobre este tema a la población, recopilar denuncias de violaciones de derechos humanos en Cuba y divulgarlas a medios e instituciones internacionales, señala Radio Televisión Martí.
Bofill fue encarcelado en varias oportunidades, la primera en 1968, cuando fue condenado a 12 años por el delito de distribuir “propaganda enemiga”.
Fue excarcelado en 1975, un año antes de la fundación del CCPDH, desde el cual recopiló información sobre las violaciones de derechos humanos cometidas por el Gobierno cubano y la divulgó fuera de la isla.
En 1980 volvió a la cárcel tras divulgar el texto “Cuba: los Derechos Humanos en Crisis Permanente”, que le valió el ser acusado de mantener vínculos con diplomáticos occidentales y elaborar documentos contrarrevolucionarios”.
En 1983 fue condenado a 18 años de cárcel, pero fue liberado dos años después por problemas de salud y pidió refugio en la Embajada de Francia en La Habana.
En 1988 salió de Cuba hacia la entonces República Federal de Alemania, luego estuvo en España y finalmente se estableció en Estados Unidos.
En una carta abierta escrita en 1986 desde la embajada dijo: “No tenemos nada que ver con la CIA. No participamos en actos violentos. No tenemos otra arma que la palabra. Y la vamos a usar mientras nos quede un soplo de vida”.
Amnistía Internacional lo adoptó como preso de conciencia en 1985. INFOBAE