“En los últimos diez o quince años ha aumentado el número de mujeres con obesidad en el embarazo”, una incidencia acorde con las tasas en alza de esta enfermedad en la población general, explica a EFE salud la doctora Cristina Ruiz Serrano, médica adjunta del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
Los ginecólogos consideran que el abordaje de las futuras madres obesas debe tener un seguimiento especial ya que repercute en el recién nacido.
El 40 por ciento de las embarazadas con obesidad, en comparación con las gestantes con normopeso, tienen riesgo de tener niños prematuros mientras que el 50 % de los hijos de estas madres obesas tienen el doble de riesgo de mortalidad, “siempre teniendo en cuenta que la tasa de mortalidad neonatal es muy baja”, puntualiza la pediatra.
Los partos prematuros, antes de las 32 semanas de gestación, pueden ser consecuencia, entre otras situaciones, de un cuadro de preeclampsia de la madre que padece hipertensión, diabetes gestacional, plaquetas bajas…que conlleva adelantar el nacimiento ante el riesgo de la vida de la madre.
Los bebés prematuros de madres obesas nacen con más peso que el que corresponde a ese periodo gestacional y que si ese embarazo llegara a término el niño superaría los cuatro kilos de peso frente a los 3-3,5 de un niño de madre sin exceso de peso.
Estos neonatos necesitan con mayor frecuencia reanimación al nacer y casi triplican las complicaciones relacionadas con la asfixia prenatal, además de necesitar más ingresos y una estancia de mayor duración en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) Neonatal.
Pero además tienen más riesgo de otras patologías como infecciones e, incluso, malformaciones congénitas”.
“La obesidad es un estado inflamatorio y todas las moléculas que causan la inflamación pasan de la placenta al niño y está en investigación por qué los fetos pueden tener más patologías”, explica Cristina Ruiz Serrano.
También existen estudios que relacionan una alteración de la microflora intestinal por la obesidad, algo que provocaría con más frecuencia infecciones por la bacteria estreptococo que puede afectar a los neonatos.
Riesgos que han hecho que ginecólogos y pediatras consideren necesario incidir en el abordaje del embarazo de las mujeres obesas y en el tratamiento del recién nacido.
“El peso es un factor de riesgo y se debe tener en cuenta antes de quedarse embarazada. Todas las mujeres deben ser conocedoras de lo que supone la obesidad tanto para los bebés como para ellas mismas. Modificar el grado de obesidad, disminuirla, también modifica las condiciones en las que se desarrollará la gestación”, concluye la pediatra de la Fundación Jiménez Díaz. EFE