Las hermanas rusas Krestina, Angelina y María Khachaturyan pudieran enfrentar entre 8 y 30 años de prisión luego de matar a su padre Mikhail Khachaturyn a puñaladas, en un acto de desesperación para escapar de las violaciones, golpes y torturas a las que habían sido sometidas durante años.
Las hermanas quienes al momento del crimen en 2018 tenían 17,18 y 19 años respectivamente habían denunciado el caso ante las autoridades sin recibir respuesta a cambio.
Entre los relatos ofrecidos a los medios de comunicación locales, contaron que en una ocasión el padre les pidió cepillaran a su perro, obligándolas posteriormente a comerse el pelo del animal, mientras el disfrutaba viéndolas hacerlo.
Las hermanas continúan detenidas bajo arresto domiciliario bajo los cargos de conspiración en grupo mientras aguardan el inicio del juicio en Agosto del presente año.
El caso ha generado diversas reacciones por considerarlo un ejemplo de la crisis de violencia doméstica que arropa la sociedad rusa, puesto que en los últimos años se ha reducido el régimen de consecuencias por violencia de género; para lograr una reducción de la pena, los abogados defensores de las jóvenes afirmaron la actuación de las mismas fue en legítima defensa.
Activistas se han lanzado en protestas, al tiempo que defensoras de los derechos de la mujer exigen que las hermanas sean sometidas a programas de rehabilitación sicológica sin que tengan que ser procesadas por la justicia.