“La tristeza es una emoción básica y natural que se manifiesta cuando se produce la pérdida de algo que es importante para una persona”, explica María José Collado Mateo, doctora en Psicología y codirectora del Centro Cuarto de Contadores, ubicado en el municipio madrileño de Leganés (España).
En cambio, la depresión “es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por, entre otros síntomas, una emoción de tristeza intensa que perdura en el tiempo, apatía o irritabilidad excesiva, cansancio, sentimientos de culpa e inutilidad, visión negativa de uno mismo y del futuro, cambios en el apetito, en el sueño y en el deseo sexual, dificultades para concentrarse, etc.”, describe la especialista.
“La principal diferencia entre ambas es la intensidad, la duración y, sobre todo, el motivo. Es habitual que una persona con depresión no sepa exactamente el motivo de su tristeza, simplemente está triste todo o casi todo el tiempo. Puede sentir que todo va mal, aunque realmente no tiene pruebas de que sea así”, señala.
No obstante, la psicóloga afirma que a veces sí hay un motivo, como puede ser un despido o la pérdida de una relación de pareja, pero la reacción emocional es exagerada. Es decir, en estos casos la persona reacciona con sentimientos de culpa o inutilidad que no son coherentes con la situación.
En cambio, “cuando una persona siente tristeza, sabe la razón, tiene un motivo. La tristeza se ciñe a la situación, es acorde a la intensidad de lo que se ha perdido y no abarca un espacio largo de tiempo”, aclara.
Del mismo modo, el psiquiatra Manuel Martín Carrasco afirma que no hay que confundir la depresión con la reacción normal de tristeza ante alguna circunstancia que nos afecta.
“La depresión siempre tiene un sello de injustificación o reacción desproporcionada que la diferencia de los altibajos en el estado de ánimo que todos podemos tener”, recalca.
María José Collado comenta que, a veces, la diferencia entre tristeza y depresión puede ser difusa, pero la duración y la intensidad son claves.
Además, “en la depresión siempre hay otros síntomas añadidos, por ejemplo, insomnio o hipersomnia, cambios en el apetito, apatía, falta de deseo sexual, cansancio, irritabilidad excesiva, etc.”, puntualiza.
La especialista explica que si queremos identificar una depresión en una persona cercana, es importante fijarnos en si está dejando de hacer cosas que antes le gustaban y en si ha experimentado cambios en su estado de ánimo y en su peso.
Pero, ¿por qué aparece la depresión? Pues, como ocurre con otras muchas enfermedades, no hay una única causa.
“La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Quienes han pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, luto, traumatismos psicológicos) tienen más probabilidades de sufrir depresión. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, lo que empeora la situación vital de la persona afectada y, por consiguiente, la propia depresión”, subraya la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta entidad recalca que se trata de una enfermedad frecuente, que padecen más de 300 millones de personas en el mundo.
“Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad de moderada a grave. Puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos, puede llevar al suicidio”, añade.
No obstante, hay tratamientos eficaces para la depresión. Consisten principalmente en terapia psicológica y, en algunos casos, también es necesario un tratamiento farmacológico.
“Con la psicoterapia se ofrece seguridad, confianza, comprensión y apoyo emocional. Se intentan corregir los pensamientos distorsionados, se explica el carácter temporal y se desdramatiza la situación. Además, se consigue la participación del paciente en el proceso curativo y se enseña a prever las posibles recaídas”, describen los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra, en Pamplona (España).
“Como tratamiento farmacológico se utilizan antidepresivos, ansiolíticos y otros fármacos coadyuvantes, como las hormonas tiroideas, el carbonato de litio o los psicoestimulantes”, apuntan.
“Es importante buscar ayuda profesional cuando se sospecha que se puede estar sufriendo una depresión. Muchas personas esperan durante demasiado tiempo antes de buscar ayuda. Sin embargo, este paso no se debería posponer. Cuanto antes vea a un especialista, antes comenzará a caminar por la senda de la recuperación”, subrayan los expertos del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido.
“Es necesario pedir ayuda si uno nota que está perdiendo calidad de vida y bienestar. Especialmente, cuando sienta que no está funcionando adecuadamente en distintos ámbitos de su vida”, comenta la doctora Collado.
La psicóloga añade que, a veces, hay que pedir ayuda simplemente por no seguir con el sufrimiento que implica convivir con una depresión.
“Lo más recomendable es buscar ayuda lo antes posible pues. Cuanto más largo es el curso de la depresión, más suele tardar la recuperación”, apunta.
La experta señala que si la depresión no se trata, lo habitual es que la persona afectada entre en una dinámica en la que la tristeza y la apatía sean cada vez mayores, a la vez que se va perdiendo funcionalidad en distintas áreas de la vida como el rendimiento en el trabajo, las relaciones con la familia, con los amigos, etc.
“Es muy importante recordar que la depresión es una enfermedad que conlleva un gran deterioro en la calidad de vida de las personas, por lo que tratar el problema es fundamental para lograr un bienestar adecuado”, concluye. EFE