El presidente Jair Bolsonaro prometió romper con la “vieja política” y destrabar la economía en el arranque de su gobierno, pero el inicio de su mandato al frente de Brasil ha estado marcado por batallas de poder y errores que han erosionado su popularidad y puesto en duda sus reformas. Bolsonaro, excapitán del Ejército, apodado “el Trump de los trópicos” debido a su admiración por el presidente de Estados Unidos, implementó algunas de las promesas para los primeros 100 días de su gobierno, que se cumplirán el próximo miércoles (10.04.2019), como la autorización de la posesión de armas o el lanzamiento de las privatizaciones.
“No sería una subestimación decir que el desempeño del presidente hasta la fecha ha sido decepcionante”, dice a la agencia de noticias afp Thomaz Favaro, de la consultora de riesgos políticos Control Risks. “Hubo una percepción errónea de que Bolsonaro venía con una base de apoyo muy fuerte y creo que ahora empezamos a ver que tal vez no lo sea tanto”, agrega. Bolsonaro se alzó con la victoria gracias a mensajes simples de que acabaría con la criminalidad, la violencia y la corrupción endémica.
Descenso de popularidad
“En las últimas semanas, realmente hemos visto el lado de Bolsonaro que la gente más temía”, dice William Jackson, economista de Capital Economics, con sede en Londres. “Su falta de experiencia de gobierno, ilustrada por el deterioro de sus relaciones con el Congreso, y sus luchas por mantener unida a su coalición, parecen haber llevado a una parálisis en la formulación de políticas”.
El nivel de popularidad de Bolsonaro, que en enero era del 67 por ciento, bajó al 51 por ciento en marzo, el peor registrado por un presidente en su primer mandato en sus tres primeros meses de gestión. En abril, según un estudio de Datafolha, el 30 por ciento de los brasileños consideraba su gestión “mala” o “pésima”. Eso supone la peor valoración de un presidente electo de Brasil tras los primeros 100 días de gestión desde la redemocratización en 1985. En un período similar, Collor tenía un 19 por ciento de desaprobación, Cardoso un 16 por ciento, Lula un 10 por ciento y Dilma solo un 7 por ciento. Aun así, y siempre según los datos de Datafolha, un 59 por ciento considera que Bolsonaro hará una gestión buena u óptima.