Lo que tenían que ser unas plácidas vacaciones por la costa de noruega han acabado en una pesadilla. Un fallo en los motores, seguramente debido al mal tiempo, dejó al crucero Viking Sky a la deriva el pasado sábado, con 1.300 personas a bordo , la mayoría personas mayores del Reino Unido y Estados Unidos, que han tenido que ser evacuadas uno por uno en helicóptero, en medio de unas olas de hasta ocho metros y un fuerte viento.
Varios pasajeros del crucero han grabado desde el interior las complicaciones vividas en primera persona, mostrando las peligrosas turbulencias del aparato. En las imágenes se ve el mobiliario dando tumbos de un lado para otro, personas sentadas en sillas y deslizándose por el suelo sin tener donde agarrarse, techos derrumbándose encima de los pasajeros, agua hasta los tobillos dentro de la embarcación y salas repletas de personas con salvavidas esperando a ser elevadas por los cinco helicópteros que trabajaron desde el sábado por la tarde y hasta esta mañana en las tareas de rescate.
Unas 500 personas han sido evacuadas por aire antes de suspender esta vía cuando la situación se ha estabilizado la mañana de este domingo, ya que el temporal ha remitido en buena parte y el barco ha empezado a ser remolcado hasta Molde, a unos 80 kilómetros de donde se produjo la avería, tras lograr arrancar tres de sus cuatro motores. Después empezó a navegar por sí mismo.
En uno de los vídeos difundidos por las redes sociales, el pasajero Ryan Flyn ha grabado cómo rescataban a su padre. “Allí, mi padre de 83 años de edad, está siendo izado”, escribe junto al vídeo done se ve la silueta de un hombre cerca de la cabina del helicóptero.
Hasta ahora se ha notificado que diecisiete personas, la mayoría miembros del pasaje, han sido hospitalizadas con heridas pero sin riesgo mortal. Tres de ellos se encuentran en estado grave tres personas que viajaban en el crucero.
La primeras alarmas se activaron a primera hora de la tarde del sábado por problemas en un motor de la embarcación, cuando se encontraba a unos cinco kilómetros de la costa de Hustadvika, una zona compleja para la navegación, ya que son frecuentes los vientos y corrientes marinas. Poco después se empezó a habilitar un centro de acogida en un pabellón deportivo en Fræna, cerca de la costa, a la espera de que pudiera evacuarse al pasaje.
Fuente: Vanguardia
