Guayaquil, Ecuador.- Una pizarra con dibujos esquemáticos junto a las palabras “hijo pródigo”, “Jerusalén” o “Judea” ilustra, en la sede de los Testigos de Jehová de Ecuador, el laborioso trabajo de traducción de la Biblia a uno de los lenguajes más olvidados, el de señas.
Se trata de un proyecto que se inició hace poco menos de dos años y que se espera que se prolongue tres lustros debido a la complejidad idiomática que requiere una traducción fiel y sencilla del texto sagrado para la comunidad sorda ecuatoriana.
“Es un esfuerzo enorme porque particularmente aquí en Ecuador hay diferencias de lenguaje entre los sordos de la costa y los de la sierra y hay que traducir de manera que todos puedan entender. Ese ha sido uno de los retos”, explicó a Efe el portavoz de los Testigos de Jehová en Ecuador, Fernando Brito.
Aunque en la sede ecuatoriana se vienen traduciendo publicaciones desde el año 2000, en mayo de 2018 vio la luz el primer libro bíblico en lenguaje de signos, que fue el Evangelio de Mateo.
El proyecto abarca tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, escritos originariamente en hebreo y griego respectivamente, de cuyas fuentes también se empapan los especialistas.
Un total de 32 personas trabajan en el centro de traductores de los Testigos en la ciudad costera de Guayaquil y transcriben material bíblico a una docena de idiomas autóctonos del Ecuador, pero en la sección del lenguaje de signos lo hacen tres expertos, uno sordomudo de nacimiento y dos nativos con padres sordos. EFE