Un avión militar se estrelló este martes en un área rural del municipio cubano de Güira de Melena, en el suroeste de Cuba, sin causar víctimas, confirmó el Ministerio de las Fuerzas Armadas de la isla.
El aparato se precipitó en una zona conocida como “La Cachimba”, a unos 40 kilómetros de La Habana, poco después de que el piloto se catapultara fuera de la aeronave.
El siniestro se produjo “por problemas técnicos” durante un ejercicio de preparación para el combate, especificó en un comunicado el Ministerio, que ha convocado una comisión para investigar las causas.
El piloto se encuentra en buenas condiciones de salud y tampoco se han producido daños en el lugar del accidente, indicó el Ministerio.
El organismo también confirmó que el avión siniestrado hoy era un MIG-21, un caza interceptor supersónico fabricado por la Unión Soviética en los años cincuenta.
Un testigo del suceso relató a Efe que el avión pasó en llamas sobre el municipio, de unos 40.000 habitantes, antes de caer en una zona sin viviendas.
“El avión venía incendiado y el piloto hizo una heroicidad, logró salvar al pueblo. Después se sintió una explosión muy fuerte”, agregó.
En abril de 2017 ocho militares, incluyendo la tripulación, fallecieron al estrellarse un avión militar AN-26, también de fabricación rusa y perteneciente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba a unos 70 kilómetros de La Habana.
El último accidente aéreo registrado en Cuba tuvo lugar el 18 de mayo del año pasado, cuando un Boeing 737-200 arrendado por Cubana de Aviación a la compañía mexicana Global Air se estrelló minutos después de despegar del aeropuerto de La Habana con destino a la ciudad de Holguín.
El siniestro dejó 112 fallecidos, de los que 101 eran cubanos y 11, extranjeros: siete mexicanos -incluidos los seis miembros de la tripulación y una turista-, dos argentinos y dos saharauis residentes en la isla, uno de los cuales tenía también nacionalidad española.
Solo sobrevivió a la tragedia una joven cubana que aún permanece ingresada en un hospital de la capital en proceso de recuperación de las graves heridas que sufrió.
Nueve meses después todavía no son públicas las causas de ese accidente, que investiga una comisión liderada por las autoridades aeronáuticas cubanas con la participación de expertos estadounidenses, mexicanos y europeos, además de la compañía Boeing, fabricante del aparato siniestrado.