El ajolote (o axolotl) es una salamandra cuyo único hábitat nativo es un lago cerca de Ciudad de México. Este pez viene llamando la atención de los científicos desde hace un par de décadas.
El ajolote (Ambystoma mexicanum), del náhuatl axolotl, “monstruo acuático”, se ha convertido en una pieza clave de investigación en la medicina regenerativa debido a su increíble capacidad de reconstruir todas las partes de su cuerpo y sus genes, y podría ser clave en la lucha contra el cáncer, según un estudio presentado por científicos mexicanos en 2015.
- ¿Qué tiene este pez?
Debido a esta capacidad de crear un nuevo órgano completo de manera ordenada sin que ocurra un desorden genético como los que dan origen al cáncer, científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, en México, secuenciaron su genoma para tratar de aplicar su capacidad regenerativa en los seres humanos, lo que abriría nuevas posibilidades para la ingeniería de tejidos, es decir, generar un órgano in vitro y tratar distintos tipos de cáncer.
Este anfibio es capaz de regenerar todas sus extremidades, sus patas, su cola, si se les amputa o sufre una herida. También puede regenerar partes del corazón, de la retina, del hígado. Y además, posee una resistencia natural frente al cáncer, lo que le suma propiedades únicas e interesantes para la ciencia.
Un nuevo avance que podría ser prometedor
Ahora, científicos estadounidenses de la Universidad de Kentucky lograron articular el genoma de esta salamandra y afirman que el logro podría ser un paso importante para encontrar formas de hacer que partes del cuerpo humano vuelvan a crecer.
“Es difícil encontrar una parte del cuerpo que estos peces no puedan regenerar: las extremidades, la cola, la médula espinal, el ojo, y en algunas especies, la lente; se ha mostrado que incluso regeneran la mitad del cerebro”, señaló el coautor principal del estudio, Randal Voss, profesor en el Centro de Investigación sobre las Lesiones de la Médula Espinal y el Cerebro de la Universidad de Kentucky.
Aunque la investigación reciente reveló gran parte de los datos genéticos del ajolote, la información era antes como una montaña de piezas de un rompecabezas, comentó el autor coprincipal, Jeremiah Smith.
Ese rompecabezas genético tenía que montarse en el orden correcto para que los científicos comenzaran a aprender qué da al ajolote sus increíbles poderes de regeneración.
El gran logro recién alcanzado es que adaptando un método llamado mapa de vínculos, Voss y Smith pudieron desplegar el genoma del ajolote de forma rápida y eficiente. Es el primer genoma de este tamaño que se ha montado.
Un desafío interesante para la ciencia
“La investigación biomédica se convierte cada vez más en una iniciativa impulsada por la genética”, aseguró Voss en un comunicado de prensa de la universidad. Añadió que los investigadores deben poder estudiar las funciones genéticas en otros organismos con el fin de comprender la enfermedad humana.
“Ahora que tenemos acceso a la información genómica, podemos de verdad comenzar a evaluar las funciones genéticas del ajolote y enterarnos de cómo pueden regenerar las partes del cuerpo”, dijo Voss.
“Con algo de suerte, algún día podremos traducir esta información a la terapia humana, con aplicaciones potenciales en las lesiones de la médula espinal, el accidente cerebrovascular, la reparación de las articulaciones… en realidad, el cielo es el límite”, señaló.