Ciudad del Vaticano (AFP) –
El papa Francisco reconoció este que el problema de los abusos sexuales del clero “continuará”, en una declaración destinada a “desinflar” las expectativas sobre la cumbre de febrero en el Vaticano para tomar medidas concretas.
“Es un drama humano del que tenemos que tomar consciencia”, aseguró el pontífice argentino, cuyo pontificado ha tenido que encarar graves denuncias que han tocado hasta la más altas jerarquías de la Iglesia.
“Incluso nosotros, resolviendo el problema en la iglesia y tomando conciencia, ayudaremos a resolverlo en la sociedad, en las familias, donde la vergüenza hace cubrir todo”, dijo a los periodistas durante el vuelo de regreso de Panamá donde presidió la Jornada Mundial de la Juventud.
“Pero primero debemos tomar conciencia, tener protocolos e ir adelante”, explicó.
Durante su permanencia de cinco días en Panamá con los jóvenes católicos de todos los continentes, Francisco, que se desplazó en ocasiones en papamóvil, visitó enfermos de sida y menores detenidos, reconoció en una misa que la iglesia está “herida por su pecado”, en una alusión a los abusos a menores cometidos por curas.
La idea de la cumbre “nació en el G9 (grupo de nueve cardenales que lo asesoran, ndr)”, contó el papa.
“Nosotros veíamos que algunos obispos no entendían o no sabían qué hacer, o hacían una cosa buena y otra equivocada”, explicó.
Sentimos la responsabilidad de dar una ‘catequesis’ sobre ese problema y por eso se convocaron los presidentes de la conferencias episcopales. Una catequesis para que en primer lugar se tome consciencia del drama”, dijo.
“Yo recibo con regularidad a gente abusada. Recuerdo a uno, de 40 años, que no podía rezar. Es terrible el sufrimiento”, contó el pontífice.
Las dramáticas revelaciones de escándalos en Europa, Chile y Australia han debilitado la credibilidad de la Iglesia católica, que enfrenta una de las mayores crisis de su historia.
La reunión de febrero tiene también como objetivo sensibilizar también a los representantes de países de otros continentes, como África o Asia, que afirman no estar afectados por ese delito.