Él es el padre de sus hijos y un amigo de confianza, sin importar el hecho de que estén divorciados y lo hayan estado durante dos décadas.
Bill Henrichs necesitaba un riñón para poder seguir viviendo una vida normal, pero lo que le sorprendió no fue su diagnóstico de salud, sino la persona que estaba dispuesta a salvarlo.
Su primera esposa, Mary Zeigler, no dudó en ofrecerse como donante en cuanto se enteró.
“Todavía me preocupo por él”, contó la mujer de 62 años en una entrevista el martes a Inside Edition . “Nuestro divorcio fue amistoso. Forma parte de mi vida y compartimos cosas importantes, como nuestros hijos y nietos”.
“Crecimos juntos. Siempre fuimos muy buenos amigos. Suena un poco raro, pero ahora casi siento que es mi hermano porque nos conocemos desde hace mucho tiempo”, explicó Zeigler.
Se casaron a los 18 años. Henrich tocó el bajo y iba a ser una estrella de rock. “Yo era su jefe,” dijo Zeigler riendo. “Entonces tuvo que conseguir un trabajo de verdad”.
Tuvieron dos hijos, una hija y un hijo. Permanecieron juntos durante 24 años, pero se separaron cuando sus hijos aún eran pequeños. Como lo expresa Zeigler, se convirtieron en personas diferentes, como a veces sucede en la vida.
Afortunadamente, fueron lo suficientemente maduros como para saber que aunque su matrimonio ya no estaba funcionando, aun debían cumplir como padres y llevarse bien para criarlos en familia. Nada cambiaba, simplemente no vivían en la misma casa.
Sus hijos no sufrieron un divorcio conflictivo, porque no hubo ninguna diferencia ni pelea en la separación.
Cuando los problemas renales de Henrich empeoraron unas 30 personas fueron evaluadas como donantes, y ninguna fue compatible. Zeigler sabía que su tipo de sangre era O, lo que significa que era una donante universal. No dudó y se ofreció a salvarle la vida a su ex marido.
“¿Cómo no iba a hacerlo?” se pregunta. Se fue a la Clínica Mayo, donde una serie de pruebas demostraron que era compatible. En octubre, ella y su ex esposo fueron llevados a la cirugía, donde recibió un regalo que cambió su existencia.
“Él está mejorando cada día”, contó Zeigler.
En cuanto a ella, ella se siente muy bien. “No notó ninguna diferencia por tener un riñón menos. Mi recuperación ha sido increíblemente rápida”.
Sin esa civilidad, una pareja que se divorcie dañará a sus hijos “por el resto de sus vidas”.