Arranca el número y el mago empieza su tarea. Los primeros intentos por librarse de la camisa de fuerza son enérgicos. Así transcurren unos 20 segundos y a partir de ese momento los gestos se ralentizan. la razón tiene que ver con un inoportuno enganche en una de las correas que le hacen perder más oxígeno y energía de lo previsto.
Pero decide continuar y pasado un minuto 20 hay un intento fallido de salir a superficie. La exclamación de un niño pone en guardia al resto. Pero aún pasarán unos cuantos segundos, más de cuarenta hasta que sus asistentes se decidan a sacarle del tanque ante la alarma general.
Ya recuperado en el hospital, Pedro Polta describe su experiencia con la eficacia de un mago veterano. Sus palabras aluden a un viaje de ida y vuelta:
“He estado en el más allá y he vuelto…he tenido esa consciencia y he vuelto, he tenido es consciencia de ver todo negro y de repente volver”
Volvió, efectivamente, de un desvanecimiento causado por la apnea. Sus asistentes le sacaron a tiempo pero el susto que se llevó la plaza entera no habrá magia que lo resuelva.
